EXTRACTO AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO 18 JUNIO 2014
Hoy comienzo una serie de catequesis sobre la Iglesia. Es como un hijo que habla de su madre, de su familia, porque la Iglesia no es una ONG, ni debe restringirse al clero y al Vaticano. La Iglesia somos todos, la Iglesia es una realidad muy amplia, abierta a toda la humanidad, y con una historia muy antigua. Fue fundada por Cristo, pero hunde sus raíces en el Antiguo Testamento.
1. …El primer hecho importante es éste: comenzando con Abraham, Dios forma un pueblo para que lleve su bendición a todas las familias de la tierra. Y dentro de este pueblo nació Jesús. Es Dios que hace este pueblo, esta historia, la Iglesia en camino. Y ahí nace Jesús: en este pueblo.
2. …No es Abraham quien construye un pueblo en torno a sí, sino que es Dios quien da vida a este pueblo.
…Somos testigos de algo sin precedentes: es Dios mismo quien toma la iniciativa… …es Dios mismo quien llama a la puerta de Abraham y le dice: “Sigue adelante, vete de tu tierra, comienza a caminar y yo haré de ti un gran pueblo”.
…Dios toma la iniciativa y dirige su palabra al hombre, creando un vínculo y una nueva relación con él.
…Dios forma un pueblo con todos los que escuchan su Palabra y se ponen en camino confiando en Él. Ésta es la única condición, fiarse de Dios. Si tú te fías de Dios, lo escuchas y te pones en camino, esto es hacer Iglesia.
El amor de Dios lo precede todo. Dios está siempre primero, llega antes que nosotros, Él nos precede. …Él nos está esperando, Él nos llama, Él nos hace caminar. Siempre nos anticipa.
Y esto se llama amor, porque Dios nos espera siempre. …“Dios te espera. Y si fuiste un gran pecador te espera más y te espera con tanto amor, porque Él está primero”. ¡Es ésta la belleza de la Iglesia, que nos lleva a este Dios que nos espera! Precede a Abraham, incluso precede a Adán.
3. Abraham y los suyos escuchan la llamada de Dios y se ponen en camino, no obstante no sepan bien quién es este Dios y dónde los quiere conducir. …Confía, se fía del amor. Dios le hace sentir el amor y él se fía.
Pero esto no significa que ellos estén siempre convencidos y fieles. Es más, desde el comienzo hay resistencia, el repliegue en sí mismos y sus propios intereses y la tentación de regatear con Dios y resolver las cosas a modo propio. Y están son las traiciones y los pecados que marcan el camino del pueblo a lo largo de toda la historia de la salvación, que es la historia de la fidelidad de Dios y de la infidelidad del pueblo.
Pero Dios no se cansa, Dios tiene paciencia, tiene tanta paciencia y en el tiempo continúa a educar y a formar a su pueblo, como un padre con el propio hijo. Dios camina con nosotros. …Nos enseña a caminar. Y es la misma actitud que mantiene con respecto a la Iglesia. También nosotros de hecho, aún en nuestro propósito de seguir al Señor Jesús, tenemos experiencia cada día del egoísmo y de la dureza de nuestro corazón.
Pero cuando nos reconocemos pecadores, Dios nos llena de su misericordia y de su amor. Y nos perdona, nos perdona siempre. Y es precisamente esto que nos hace crecer como pueblo de Dios, como Iglesia: no es nuestra habilidad, no son nuestros méritos… …es la experiencia cotidiana de cuánto el Señor nos ama y nos cuida.
Ser Iglesia es sentirse en las manos de Dios, que es padre y nos ama, nos acaricia, nos espera, nos hace sentir su ternura.
Queridos amigos, este es el proyecto de Dios. Cuando llamó a Abraham, Dios pensaba en esto: formar un pueblo bendecido por su amor y llevase su bendición a todos los pueblos de la tierra. Este proyecto no cambia, es siempre vigente. En Cristo ha tenido su cumplimiento y aún hoy Dios continúa realizándolo en la Iglesia.
Pidamos entonces la gracia de permanecer fieles al Señor Jesús y a la escucha de su Palabra, listos a partir cada día, como Abraham, hacia la tierra de Dios y del hombre, nuestra verdadera patria, y así transformarnos en bendición, signo del amor de Dios para todos sus hijos.
…El cristiano con su vida debe bendecir siempre, bendecir a Dios y bendecir también a todos nosotros. El temor de Dios, don del Espíritu Santo, no quiere decir tener miedo a Dios, porque sabemos que Dios es nuestro Padre, que nos ama, nos perdona siempre.