Papa Francisco: LA CUARESMA, TIEMPO PROVIDENCIAL PARA CAMBIAR DE RUMBO

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EXTRACTO AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO 5 MARZO 2014

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Inicia hoy, el miércoles de Ceniza, el itinerario cuaresmal que nos conduce a la celebración del Triduo Pascual, memorial de nuestra salvación.

…La Cuaresma es un tiempo “fuerte”, un punto de viraje que puede favorecer en cada uno de nosotros el cambio, la conversión. …En el tiempo cuaresmal la Iglesia nos dirige dos importantes invitaciones: tomar conciencia más viva de la obra redentora de Cristo; vivir con mayor empeño el propio Bautismo.

La conciencia de las maravillas que el Señor ha obrado por nuestra salvación dispone nuestra mente y nuestro corazón a una actitud de gratitud hacia Dios, por todo lo que Él nos ha donado. …De aquí parte nuestra conversión: ella es la respuesta reconocida al misterio estupendo del amor de Dios. Cuando nosotros vemos este amor que Dios tiene para nosotros, sentimos las ganas de acercarnos a él y esta es la conversión.

Vivir el Bautismo hasta el fondo –esta es la segunda invitación– significa no acostumbrarse a las situaciones de degrado y de miseria que encontramos caminando por las calles de nuestras ciudades y de nuestros países. Está el riesgo de aceptar pasivamente ciertos comportamientos y de no sorprendernos frente a las tristes realidades que nos rodean. Nos acostumbramos a la violencia… nos acostumbramos a hermanos y hermanas que duermen en la calle… Nos acostumbramos a los prófugos en busca de libertad y dignidad, que no son acogidos como se debe. Nos acostumbramos a vivir en una sociedad que pretende menospreciar a Dios, en la que los padres no enseñan más a los hijos a rezar ni a hacerse la señal de la cruz. …Este acostumbrarse a comportamientos no cristianos y de comodidad ¡nos narcotiza el corazón!

La Cuaresma nos llega como un momento providencial para cambiar de rumbo, para recuperar la capacidad de reaccionar ante la realidad del mal que siempre nos desafía. La Cuaresma se debe vivir como tiempo de conversión, de renovación personal y comunitaria a través del acercamiento a Dios y de la adhesión confiada al Evangelio. De esta manera también nos permite mirar con nuevos ojos a los hermanos y sus necesidades. Por ello la Cuaresma es un tiempo propicio para convertirse al amor al prójimo; un amor que sepa hacer propia la actitud de gratuidad y de misericordia del Señor, que «se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza» (cf. 2 Cor 8,9).

Acción de gracias a Dios por el misterio de su amor crucificado; fe auténtica; conversión y apertura del corazón a los hermanos: éstos son los elementos esenciales para vivir el tiempo de la Cuaresma. En este camino, queremos invocar con especial confianza la protección y la ayuda de la Virgen María: Que sea Ella, la primera creyente en Cristo, la que nos acompañe en los días de intensa oración y de penitencia, para llegar a celebrar, purificados y renovados en el espíritu, el gran misterio de la Pascua de su Hijo.

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