Oración del sábado: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna”

Oración del sábado

“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna”

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

Oración Inicial

Buen Señor, te agradezco por este nuevo día, y por poder estar en estos momentos contigo. Tú sabes cuanto te necesito en mi vida y sabes cuanto me cuesta a veces acercarme a Ti. Ayúdame Jesús a que pueda hacer el silencio necesario, para que escuchando tu Palabras de Vida, pueda estar cada vez más cerca de Tuyo.

Acto penitencial

– Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Así como el Hijo Pródigo se alejó del Padre, yo también Señor a veces me alejo de Ti. Sé que soy un pecador, y reconozco mis pecados. Me cuesta a veces ser firme y no faltar contra Ti. Pero Tú todo lo puedes Señor y Tú quieres ayudarme. Gracias por tu perdón Señor, por no ver mi indignidad, y sobre todo, por estar siempre a mi costado ayudándome a ser cada vez más santo.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día:“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna” (Juan 6, 60-69)

Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?”. 
Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? 
¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? 
El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida”. 
Y agregó: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. 
Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. 
Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?”. 
Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. 
Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios”.

Lectura Espiritual breve

– Lee este texto del Beato Papa Juan Pablo II que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio.

«Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna».
Hay momentos y circunstancias en que es preciso hacer opciones decisivas para toda la existencia. Como sabéis muy bien, vivimos momentos difíciles, en los que con frecuencia no logramos distinguir el bien del mal, los verdaderos maestros de los falsos. Jesús nos ha advertido: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy” y “el tiempo está cerca”. No les sigáis» (Lc 21, 8). Orad y escuchad su palabra; dejaos guiar por verdaderos pastores; no cedáis jamás a los halagos y a los fáciles espejismos del mundo que luego, con demasiada frecuencia, se transforman en trágicos desengaños.
En los momentos difíciles, en los momentos de prueba se mide la calidad de las opciones. Así pues, en estos tiempos de dificultad cada uno de vosotros está llamado a tomar decisiones valientes. No existen atajos hacia la felicidad y la luz. 
(Beato Juan Pablo II, Jornada Mundial de la Juventud 1996)

Breve meditación personal

– Haz silencio en tu interior y pregúntate: ¿Qué me dice el evangelio que he leído? ¿Cómo ilumina mi vida? ¿Cómo es Jesús…? ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Él? y ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Señor por tus Palabras. Gracias por iluminar mi vida. Ayúdame a mantenerme siempre a Tú lado. Que no ceda ante las tentaciones y me mantenga siempre firme, ayudado por tu gracia, en las opciones que vaya tomando para serte fiel por todos los días de mi vida.

Amén

– Si quieres, puedes hacer pedirle al Señor por tus intenciones.
-*Esta semana, siguiendo el llamado que hizo el Papa, reza especialmente por las vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada. 

– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria...

Consagración a María

–  Termina esta oración rezándole a María.

Hay tanto que hacer
y cada quien
tiene su propia tarea
en la gesta
de nuestro tiempo.
Madre Santísima,
intercede para que
yo reciba la fuerza
y el aliciente
para cooperar
con la gran tarea
de cambiar este mundo nuestro
poniendo
mi grano de arena,
que bien podría
hacer la diferencia.
Amén.

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

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