Oración del viernes
«¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?»
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, gracias por tu infinito amor y por regalarme cada día nuevas oportunidades para acercarme a Ti. Te pido que me ayudes a meditar en el daño que me hago a mí mismo cuando juzgo y murmuro de mis hermanos. Ayúdame a vivir la caridad como me pides.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Perdóname Señor por mis muchos pecados. Sabes bien que soy frágil y que muchas veces torpemente sigo optando por el mal. Sé bien que conoces mi corazón y ves más allá, mirándolo con ternura y misericordia. Que sea esta confianza la que nutra mi esperanza y mi deseo de ponerme en pie para seguir luchando.
Lectura Bíblica: Lc 6,39-42
Les hizo también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo?, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano».
Lectura espiritual breve
Acojamos la invitación que nos hace a vivir la caridad el Papa Benedicto XVI:
Cuando los acusadores «se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos», Jesús, absolviendo a la mujer de su pecado, la introduce en una nueva vida, orientada al bien: «Tampoco yo te condeno; vete y en adelante no peques más». Es la misma gracia que hará decir al Apóstol: «Una cosa hago: olvido lo que dejé detrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio al que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús» (Flp 3,13-14). Dios sólo desea para nosotros el bien y la vida; se ocupa de la salud de nuestra alma por medio de sus ministros, liberándonos del mal con el Sacramento de la Reconciliación, a fin de que nadie se pierda, sino que todos puedan convertirse… Queridos amigos, aprendamos del Señor Jesús a no juzgar y a no condenar al prójimo. Aprendamos a ser intransigentes con el pecado —¡comenzando por el nuestro!— e indulgentes con las personas. Que nos ayude en esto la santa Madre de Dios, que, exenta de toda culpa, es mediadora de gracia para todo pecador arrepentido.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por este momento de oración y encuentro contigo. Gracias Señor por recordarme que cuando juzgo me cierro a tu amor y pongo barreras que me alejan de la comunión contigo y con los demás. Que esta sea una ocasión para tomar conciencia y poner medios concretos para vivir el amor auténtico. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Santa María, Madre del Señor Jesús y nuestra, obtennos la presencia vivificante del Espíritu, y la gracia de andar siempre por los caminos de Dios.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.