Oración del viernes
“La Sabiduría ha quedado justificada por sus obras”
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, puesto en tu presencia te pido que me ayudes a disponer mi corazón para acoger tu Palabra y hacerla vida en mí.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Te pido perdón Señor porque sé que Tú me has amado hasta el extremo, pero aún así muchas veces desconfío de ti. Descubro que mi fe es débil y por eso me desvío del camino. Pero tengo la certeza que siempre me perdonas, porque tu misericordia es infinita. Ayúdame a ponerme de pie cada vez que tropiece.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “La Sabiduría ha quedado justificada por sus obras” (San Mateo 11,16-19)
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros: ‘¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!’. Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y ustedes dicen: ‘¡Ha perdido la cabeza!’. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus obras”.
Lectura espiritual breve
San Juan de la Cruz nos dice lo siguiente:
San Juan Bautista vivía separado de la gente, era nazir (Lc 1,15; Nb 6,1), consagrado a Dios. Dejó el mundo y se enfrentó a él…, llamándolo al arrepentimiento. Todos los habitantes de Jerusalén acudían a él en el desierto (Mc 3,7-8), y se enfrentaba con ellos cara a cara. Pero cuando predicaba, hablaba de alguien que tenía venir y enseñarles de manera muy diferente. Alguien que no se separe de ellos, no se presentaría como un ser superior, sino como su hermano, hecho la misma carne y los mismos huesos, uno entre muchos hermanos, uno entre la multitud. Y efectivamente ya estaba entre ellos: “en medio de vosotros hay uno que no conocéis” (Jn 1,26)… Por fin Jesús comienza a mostrarse y a “manifestar su gloria” (Jn 2,11) por los milagros. ¿Pero dónde? En un banquete de bodas. ¿Y cómo? Multiplicando el vino… Comparad todo esto, con lo que dice de sí mismo: “Vino Juan, y no comía ni bebía. Vino el Hijo del hombre que come y bebe, y decís: ‘ es un borracho ‘”. Pudimos rechazar a Juan, pero lo respetamos; Jesús, él, fue despreciado… Oh mi Señor, esto ocurre porque amas tanto esta naturaleza humana que creaste. No nos amas simplemente como tus criaturas, obra de tus manos, sino como seres humanos. Lo amas todo, porque lo creaste todo, pero amas a los hombres por encima de todo. ¿Cómo es esto posible, Señor? ¿Qué hay en el hombre, más que en otras criaturas? “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?” (Sal. 8,5)… No tomaste la naturaleza de los ángeles cuando te manifestaste para nuestra salvación, y no tomaste una naturaleza humana o un papel o una carga por encima de una vida humana ordinaria – ni nazir, ni sacerdote o levita, ni monje, ni ermitaño. Viniste precisa y plenamente en esta naturaleza humana que tanto amas, esta carne que fracasó en Adán, con todas nuestras imperfecciones, nuestros sentimientos y nuestras afinidades, excepto el pecado.
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.-¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Jesús por el don de la fe que me has regalado. Ayúdame a reconocerte en medio de los hombres, para que acogiendo tus enseñanzas, pueda convertir mi corazón a Ti, y así ser un digno hijo del Padre.
Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Encomendémonos a nuestra Madre rezando:
Santa María,
Madre de la Esperanza,
junto a tu dulce Corazón
aprendo a esperar confiado.
Intercede
para que,
siguiendo tu ejemplo,
mi vida siempre
se encuentre afirmada
en la esperanza.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.