Oración del viernes
“¡A vino nuevo, odres nuevos!”
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, reconozco tu presencia en mi vida y te pido me acompañes particularmente en este momento de oración. Ilumíname para aprender a discernir tu Plan de amor; fortaléceme para seguir tus caminos con docilidad y generosidad.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Tú, Señor, lo sabes todo. Sabes que muchas veces me he alejado de Ti, que he caminado por tierras lejanas a tu amor. Sin embargo, aquí estoy, Buen Señor, dispuesto una vez más a recibir tu perdón y a poner más de mi parte para vivir la verdadera vida, según tus enseñanzas.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “¡A vino nuevo, odres nuevos!” (San Lucas 5,33-39).
Luego le dijeron: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”. Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”. Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos! Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor”.
Lectura espiritual breve
Reflexionemos en la invitación que nos hace el Papa San Juan Pablo II:
Para que la evangelización sea “nueva” también “en su expresión”, debéis estar con los oídos atentos a lo que dice el Señor, esto es, siempre en actitud de escucha a lo que el mismo Señor puede sugerir en cualquier momento. «Muéstranos, Señor, tu misericordia / y danos tu salvación. / Voy a escuchar lo que dice el Señor» (Sal 85 [84], 8-9). Cada hombre y cada mujer cristianos han de adquirir un sólido conocimiento de las verdades de Cristo —adecuado a su propia formación cultural e intelectual—, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia. Cada uno ha de pedir al Espíritu Santo que le permita llevar el “alegre anuncio”, la “Buena Nueva”, a todos los ambientes en que se desarrolla su existencia. Esa profunda formación cristiana le permitirá verter «el vino nuevo» de que nos habla el Evangelio, en «odres nuevos» (Mt 9,17): anunciar la Buena Nueva con un lenguaje que todos puedan entender. Los grupos y asociaciones apostólicas han de mostrar particular interés en una mayor profundización de la vida cristiana, en un conocimiento más hondo de la fe católica, así como una participación más frecuente y activa en la vida litúrgica de la Iglesia.
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.-¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Te doy gracias Señor por todos tus dones, y especialmente por este momento de encuentro contigo. Ayúdame a ser ese odre nuevo, viviendo mi vida cristiana coherentemente para que pueda acogerte en mi corazón. Que tu alegría me llene de alegría, que tus promesas me llenen de esperanza. Gracias Buen Señor por alegrar mi corazón.
Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Pidamos la intercesión de nuestra Madre rezando:
Cuando Tú estás junto a mí me siento confiado y seguro.
Tu auxilio maternal me hace experimentar
el calor de tu ternura.
Acompáñame siempre, ¡oh Santísima!
Nunca te alejes de mí, incluso cuando yo
me muestre ingrato; apelo a tu comprensión
y perdón de Madre.
Tu dulce perseverancia será siempre
un ardoroso ejemplo
y un aliciente para mi fidelidad.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.