Oración del sábado: “Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan”

Oración del sábado

“Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan”

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+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Jesús, Tú te hiciste uno de nosotros y te manifestaste de muchas maneras para reconocer que Tú eras nuestro salvador. Ayúdame a reconocerte en esta oración, para que siguiendo tus palabras, pueda amarte cada días más.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Buen Señor, Tú has venido al mundo para salvarnos del pecado mostrándonos el camino a la felicidad que nunca se acaba. Pero yo muchas veces me alejo de Ti. Te pido con un corazón arrepentido que perdones todas mis faltas y pecados y me ayudes a ser un hijo fiel del Padre.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan” San Lucas 5,27-32.

Después Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: “¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?”. Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan”.

Lectura espiritual breve 

Lee lo que nos enseña el Papa Benedicto XVI:

Cristo ha venido a llamar a los pecadores. Son ellos los que necesitan el médico, y no los sanos. Y así, como dice el Concilio Vaticano II, la Iglesia es el “sacramento universal de salvación” que existe para los pecadores, para abrirles el camino de la conversión, de la curación y de la vida. Ésta es la verdadera y gran misión de la Iglesia, que le ha sido confiada por Cristo. Algunos miran a la Iglesia, quedándose en su apariencia exterior. De este modo, la Iglesia aparece únicamente como una organización más en una sociedad democrática, a tenor de cuyas normas y leyes se juzga y se trata una figura tan difícil de comprender como es la “Iglesia”. Si a esto se añade también la experiencia dolorosa de que en la Iglesia hay peces buenos y malos, grano y cizaña, y si la mirada se fija sólo en las cosas negativas, entonces ya no se revela el misterio grande y profundo de la Iglesia. (S.S. Benedicto XVI).

Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Señor por esta oración. Te agradezco por salir a mi encuentro sabiendo que soy un pobre pecador. Te pido que me ayudes a salir también al encuentro de los hermanos, sin juzgarlos por sus pecados, sino viendo siempre su corazón necesitado de tu amor.

Amén

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

 – Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

–  Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Santa María,
Madre del Señor Jesús y nuestra,
obténnos la presencia vivificante
del Espíritu,
y la gracia de andar siempre
por los caminos de Dios.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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