+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, Tú eres mi compañero de camino. Adónde voy, siempre estás Tú a mi lado. Estás presente en mi vida y me alimentas con tu palabra y con tu Eucaristía. Ayúdame a confiar siempre en Ti y en este momento de oración, ayúdame a ponerme en tu presencia para acoger con reverencia tu palabra.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Quiero reconocer en tu presencia buen Jesús, que soy pecador. Soy consciente de mis faltas y pecados, de mi falta de amor. Pero sé también de tu misericordia infinita. Sé que has venido a salvar y no a condenar. Ayúdame a acogerme a tu perdón y dejarme sanar por tu abrazo misericordioso.
Lectura Bíblica: Jn 16,23b-28
Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre. Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre».
Lectura espiritual breve
Profundicemos con estas palabras del Catecismo de la Iglesia Católica:
Cuando Jesús confía abiertamente a sus discípulos el misterio de la oración al Padre, les desvela lo que deberá ser su oración, y la nuestra, cuando haya vuelto, con su humanidad glorificada, al lado del Padre. Lo que es nuevo ahora es «pedir en su Nombre» (Jn 14,13). La fe en Él introduce a los discípulos en el conocimiento del Padre porque Jesús es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6). La fe da su fruto en el amor: guardar su Palabra, sus mandamientos, permanecer con Él en el Padre que nos ama en Él hasta permanecer en nosotros. En esta nueva Alianza, la certeza de ser escuchados en nuestras peticiones se funda en la oración de Jesús (ver Jn 14,13-14). Más todavía, lo que el Padre nos da cuando nuestra oración está unida a la de Jesús, es «otro Paráclito […] para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad» (Jn 14,16-17). Esta novedad de la oración y de sus condiciones aparece en todo el discurso de despedida (ver Jn 14,23-26; 15,7.16; 16,13-15; 16,23-27). En el Espíritu Santo, la oración cristiana es comunión de amor con el Padre, no solamente por medio de Cristo, sino también en Él: «Hasta ahora nada le habéis pedido en mi Nombre. Pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea perfecto» (Jn 16,24).
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Jesús por estar a mi lado, por caminar conmigo y traer luces a mi vida, en especial en los momentos en que las cosas parecen confusas y difíciles. Ayúdame a crecer en la fe y a buscarte siempre en la Eucaristía. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
D: Que con el auxilio de tan dulce intercesora,
T: seamos siempre fieles en el terreno caminar. Amén
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.