+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.
Oración Inicial
Señor Jesús, puesto en tu presencia te pido que me ayudes a tener el silencio interior para escuchar tu palabra y que, atesorándola en mi corazón, busque vivirla cada día con mayor ardor y entrega generosa.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Te quiero pedir perdón, Buen Jesús, por mis faltas y pecados. Reconozco lo lejano que a veces está mi corazón del Plan que el Padre tiene para mí. Pero al mirar tu Corazón lleno de amor por nosotros, sé que tu misericordia siempre está presente. Ayúdame a dejarme conducir por Santa María, Madre de la Reconciliación, a tu encuentro misericordioso.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!” (San Mateo 9,14-17)
Evangelio según . Entonces se acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?”. Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!”.
Lectura Espiritual breve
– (Lee este breve texto del Papa Benedicto XVI que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio).
En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que “ve en lo secreto y te recompensará” (Mt 6,18). Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los cuarenta días pasados en el desierto, que “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Jn 4,34). (Benedicto XVI, Mensaje del Santo Padre para la cuaresma 2009)
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate):
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.-¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por mostrarme la importancia de buscar tu Reino, y de tenerte siempre en mi corazón. Ayúdame a perseverar en mi vida cristiana y a poder seguir con alegría y entrega todo lo que tú me pidas día a día. Gracias Señor por estar conmigo.
Amén
– (Si quieres, puedes hacer pedirle al Señor por tus intenciones.)
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Termina esta oración rezándole a María.
Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
Que con el auxilio de tan dulce intercesora,
seamos siempre fieles en el terreno caminar.
Amén
+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.