Oración del sábado
“Nadie puede atribuirse nada que no haya recibido del cielo”
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Jesús, Tú te hiciste uno de nosotros y te manifestaste de muchas maneras para reconocer que Tú eras nuestro salvador. Ayúdame a reconocerte en esta oración, para que siguiendo tus palabras, pueda amarte cada días más.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Buen Señor, Tú has venido al mundo para salvarnos del pecado mostrándonos el camino a la felicidad que nunca se acaba. Pero yo muchas veces me alejo de Ti. Te pido con un corazón arrepentido que perdones todas mis faltas y pecados y me ayudes a ser un hijo fiel del Padre.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Nadie puede atribuirse nada que no haya recibido del cielo” (San Juan 3,22-30)
Después de esto, Jesús fue con sus discípulos a Judea. Permaneció allí con ellos y bautizaba. Juan seguía bautizando en Enón, cerca de Salim, porque había mucha agua en ese lugar y la gente acudía para hacerse bautizar. Juan no había sido encarcelado todavía. Se originó entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío, acerca de la purificación. Fueron a buscar a Juan y le dijeron: “Maestro, el que estaba contigo al otro lado del Jordán y del que tú has dado testimonio, también bautiza y todos acuden a él”. Juan respondió: “Nadie puede atribuirse nada que no haya recibido del cielo. Ustedes mismos son testigos de que he dicho: ‘Yo no soy el Mesías, pero he sido enviado delante de él’. En las bodas, el que se casa es el esposo; pero el amigo del esposo, que está allí y lo escucha, se llena de alegría al oír su voz. Por eso mi gozo es ahora perfecto. Es necesario que él crezca y que yo disminuya.
Lectura espiritual breve
Lee lo que nos enseña San Agustín :
Juan afirmó lo que vosotros oísteis, cuando le contaron, para excitar sus celos, que Jesús hacía muchos discípulos. Sus amigos le dicen, como si el fuera envidioso: ” Jesús tiene más discípulos que tu”. Pero Juan había reconocido lo que era; y por eso, mereció estar unido con Cristo, porque no se atrevió a atribuirse lo que era de Cristo. He aquí lo que dice: “un hombre no puede atribuirse nada, salvo lo que ha recibido del Cielo “… Él no obtiene la alegría de sí mismo. El que quiera encontrar la causa de su alegría en sí mismo, estará siempre triste; pero el que quiera encontrar su alegría en Dios, estará siempre alegre, porque Dios es eterno. ¿Quieres tener una alegría eterna? Átate al que es eterno. Esto es lo que hizo Juan.
Es la voz del esposo lo que alegra al amigo del esposo, y no su propia voz; se mantiene en pie y escucha… “Esta es mi alegría, y me siento colmado. Tengo mi propia gracia, no deseo nada más, por miedo a perder lo que he recibido.” ¿Cuál es esta alegría? “Se llena de alegría al oír la voz del esposo.” Que los hombres comprendan pues, que no deben regocijarse de su propia sabiduría, sino de la que han recibido de Dios. Que no busquen otra cosa, y así no perderán lo que han encontrado… Juan reconoció que lo había recibido todo; dijo que estaba alegre a causa de la voz del esposo, y añadió: “mi alegría está colmada”.
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Buen Señor por esta oración. Te pido que me ayudes a reconocer cómo es que actúas en mí vida. Que cada una de mis acciones, no refleje sólo el humilde esfuerzo de mi cooperación humana, sino que también por medio de ellas, reluzca tu grandeza y cómo es que haces que mi propia vida se vaya convirtiendo en una liturgia continua que da gloria al Padre.
Amén
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Santa María,
Madre del Señor Jesús y nuestra,
obténnos la presencia vivificante
del Espíritu,
y la gracia de andar siempre
por los caminos de Dios.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.