Oración del sábado: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”

Oración del sábado

Nuestra Señora de los dolores

“Mujer, aquí tienes a tu hijo”

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Gracias, Señor, por este nuevo día de vida. Gracias por todas tus bondades. Quiero hacer de estos minutos un momento especial de encuentro contigo. Envía tu Espíritu para que pueda permanecer en tu presencia, para que sea Él quien suscite en mi mente y corazón lo que me quieras decir y yo sepa acogerlo con docilidad y confianza.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Al tomar conciencia de mi pecado y de cuántas veces te doy la espalda, te pido con humildad y arrepentimiento que me perdones y me purifiques. Quiero hacer mías esas palabras del salmista y pedirte: “¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme” (Sal 50).

Lectura Bíblica según el Evangelio del día:Mujer, aquí tienes a tu hijo ” (San Juan 19,25-27).

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

 Lectura espiritual breve

Meditemos:

“Santa María…, el anciano Simeón te habló de la espada que traspasaría tu corazón (cf. Lc 2,35), del signo de contradicción que tu Hijo sería en este mundo. Cuando comenzó después la actividad pública de Jesús, debiste quedarte a un lado para que pudiera crecer la nueva familia… de los que hubieran escuchado y cumplido su palabra (Lc 11,27s). No obstante toda la grandeza y la alegría de los primeros pasos de la actividad de Jesús, ya en la sinagoga de Nazaret experimentaste la verdad de aquella palabra sobre el “signo de contradicción” (cf. Lc 4,28ss). Así has visto el poder creciente de la hostilidad y el rechazo que progresivamente fue creándose en torno a Jesús hasta la hora de la cruz, en la que viste morir como un fracasado, expuesto al escarnio, entre los delincuentes… Recibiste entonces la palabra: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn 19,26). Desde la cruz recibiste una nueva misión. A partir de la cruz te convertiste en madre de una manera nueva: madre de todos los que quieren creer en tu Hijo Jesús y seguirlo. La espada del dolor traspasó tu corazón. ¿Había muerto la esperanza? ¿Se había quedado el mundo definitivamente sin luz, la vida sin meta? Probablemente habrás escuchado de nuevo en tu interior en aquella hora la palabra del ángel, con la cual respondió a tu temor en el momento de la anunciación: “No temas, María” (Lc 1,30). ¡Cuántas veces el Señor, tu Hijo, dijo lo mismo a sus discípulos: no temáis!… En la hora de Nazaret el ángel también te dijo: “Su reino no tendrá fin” (Lc 1,33). ¿Acaso había terminado antes de empezar? No, junto a la cruz… te convertiste en madre de los creyentes. Con esta fe… te has ido a encontrar con la mañana de Pascua. La alegría de la resurrección ha conmovido tu corazón y te ha unido de modo nuevo a los discípulos…El “reino” de Jesús era distinto de como lo habían podido imaginar los hombres. Este “reino” comenzó en aquella hora y ya nunca tendría fin. Por eso tú permaneces con los discípulos (cf Ac 1,14)como madre suya, como Madre de la esperanza”. (S.S. Benedicto XVI)

 Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.-¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Señor Jesús, te doy gracias por esta oración. Gracias por darnos a tu Santa Madre para que también sea Nuestra Madre. Gracias por permitir que Ella nos acompañe y nos guíe, incluso en medio de las tormentas de la vida. Ayúdame a confiar siempre en Ella, para que dejándome educar por sus cuidados maternales, pueda asemejarme cada día más a Ti que eres su Hijo amado.

Amén.

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

 – Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

–  Pidámosle a María que nos ayude a vivir el perdón en nuestra vida rezando esta oración:

María, Madre mía, alcánzame
desde tu inmaculado y purísimo Corazón
la gracia de vivir
la pureza y la humildad
que el Señor Jesús desea para mí.
Que así sea. Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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