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Oración del sábado: “Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos”

Oración del sábado 

“Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos”

 

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

Oración Inicial

Señor Jesús, al hacerte hombre pasaste por el mundo llevando esperanza y alegría, curando, sanando, perdonando. Al ver el amor tan grande que tienes por todos nosotros, quiero decirte que quiero vivir cada día más cerca de Tï. Te pido que esta oración me ayude a tener un corazón cada vez más como el tuyo y que estando en tu presencia, pueda acoger todas las gracias que quieres derramar sobre mi con generosidad.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Señor, junto con mis anhelos de grandeza, también percibo en mi corazón mis egoísmos y pecados. Sé que muchas veces no hago el bien que quiero, y hago el mal que no quiero. Estoy arrepentido por las veces en que te he negado mi amor, pero me llena de esperanza saber que eres un Dios de perdones, y me ofreces tu misericordia en todo momento.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día:  “Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos” (San Mateo 14,1-12)

En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: “Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos”. Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía: “No te es lícito tenerla”. Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta. El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera. Instigada por su madre, ella dijo: “Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista”. El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre. Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.

Lectura Espiritual breve

Nos recuerda el Papa Benedicto XVI:

De Jerusalén y de todas las partes de Judea la gente acudía para escuchar a Juan Bautista y para hacerse bautizar por él en el río, confesando sus pecados (ver Mc 1,5). La fama del profeta que bautizaba creció hasta el punto de que muchos se preguntaban si él era el Mesías. Pero él —subraya el evangelista— lo negó decididamente: «Yo no soy el Cristo» (Jn 1,20). En cualquier caso, es el primer “testigo” de Jesús, habiendo recibido del cielo la indicación: «Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre Él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo» (Jn 1,33). Esto aconteció precisamente cuando Jesús, después de recibir el bautismo, salió del agua: Juan vio bajar sobre Él al Espíritu como una paloma. Fue entonces cuando “conoció” la plena realidad de Jesús de Nazaret, y comenzó a «manifestarlo a Israel» (Jn 1,31), señalándolo como Hijo de Dios y redentor del hombre: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29). Como auténtico profeta, Juan dio testimonio de la verdad sin componendas. Denunció las transgresiones de los mandamientos de Dios, incluso cuando los protagonistas eran los poderosos. Así, cuando acusó de adulterio a Herodes y Herodías, pagó con su vida, coronando con el martirio su servicio a Cristo, que es la verdad en persona.

Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.-¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Jesús por concederme este momento de encuentro y diálogo Contigo. Gracias porque te hiciste hombre, para que podamos alcanzar la salvación, la plenitud de nuestra vida humana. No dejes, Buen Señor, que el temor me haga flaquear. Que siempre encuentre en Ti la fortaleza para afirmar tu verdad y pueda iluminar al mundo entero con tu Palabra de vida.

Amén.

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.)

– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria...

Consagración a María

–  Termina esta oración rezándole a María.

Hay tanto que hacer y cada quien tiene su propia tarea en la gesta de nuestro tiempo. Madre Santísima, intercede para que yo reciba la fuerza y el aliciente para cooperar con la gran tarea de cambiar este mundo nuestro poniendo
mi grano de arena, que bien podría hacer la diferencia. Amén.

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

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