Oración del miércoles: ” Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado”

Oración del miércoles

” Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado”

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+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, te agradezco por este momento para encontrarme con tu palabra. Te pido, Buen Señor, que me ayudes a ser reverente ante ella, escuchándola con atención, contrastándola en mi propia vida con valentía y haciéndola vida en mí con radicalidad.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Te pido perdón, Señor, por haberte dado la espalda, por haberme olvidado de ti y de tus palabras, por todas las veces que callé tu voz y opté por hacer lo que yo quería. Sabes que te quiero y me duele haberte fallado. Gracias por tu perdón y por tu inmensa misericordia. No he hecho nada para recibirlos, pero tú me amas de manera incondicional. Gracias Señor por amarme hasta el extremo.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado” San Mateo 18,15-20

Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos”.

Lectura espiritual breve

Lee este texto del Papa Benedicto XVI que te ayudará a profundizar en el Evangelio:

La tradición de la Iglesia enumera entre las obras de misericordia espiritual la de «corregir al que se equivoca». Es importante recuperar esta dimensión de la caridad cristiana. Frente al mal no hay que callar. Pienso aquí en la actitud de aquellos cristianos que, por respeto humano o por simple comodidad, se adecúan a la mentalidad común, en lugar de poner en guardia a sus hermanos acerca de los modos de pensar y de actuar que contradicen la verdad y no siguen el camino del bien. Sin embargo, lo que anima la reprensión cristiana nunca es un espíritu de condena o recriminación; lo que la mueve es siempre el amor y la misericordia, y brota de la verdadera solicitud por el bien del hermano. El apóstol Pablo afirma: «Si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado» (Ga 6,1). En nuestro mundo impregnado de individualismo, es necesario que se redescubra la importancia de la corrección fraterna, para caminar juntos hacia la santidad. Incluso «el justo cae siete veces» (Pr 24,16), dice la Escritura, y todos somos débiles y caemos (cf. 1 Jn 1,8). Por lo tanto, es un gran servicio ayudar y dejarse ayudar a leer con verdad dentro de uno mismo, para mejorar nuestra vida y caminar cada vez más rectamente por los caminos del Señor. Siempre es necesaria una mirada que ame y corrija, que conozca y reconozca, que discierna y perdone (cf. Lc 22,61), como ha hecho y hace Dios con cada uno de nosotros.

Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Te agradezco Señor por mostrarme la importancia de velar por mis hermanos. Te ruego que me des la valentía y prudencia para poder cuidar la santidad de mis hermanos, amándolos, corrigiéndolos, reconociendo en ellos todo lo bueno y también sus pecados, y por sobre todo, perdonándolos como Tú nos has perdonado.

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

– Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Santa María,
ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad
y el máximo de mis posibilidades
para así responder al Plan de Dios
en todas las circunstancias
concretas de mi vida.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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