Oración del miércoles: “Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más”

Oración del miércoles

“Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más”

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, al iniciar esta oración quiero decirte que creo en Ti. Sé que eres un Dios lleno de amor y sé también que al igual que a los apóstoles me has llamado a anunciarte a todas las personas. Que esta oración me ayude a nutrirme de Ti, para que pueda compartir con los demás el gozo y la alegría de ser tu amigo.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Sin embargo Buen Jesús, reconozco también que muchas veces me alejo de Ti, no es fácil seguir tus pasos y con frecuencia veo que me desvío. Tú sabes que deseo con todo mi ser estar a tu lado. Estoy arrepentido de mis pecados… Ayúdame a que a pesar de mis caídas, tenga la fuerza y la gracia para ponerme de pie y seguir caminando junto a Ti.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día:  Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más” (San Lucas 12,39-48).

Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada”. Pedro preguntó entonces: “Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?”. El Señor le dijo: “¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si este servidor piensa: ‘Mi señor tardará en llegar’, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.

Lectura espiritual breve

Meditemos en lo que nos dice el Beato Guerrico de Igny:

“Israel, prepárate al encuentro del Señor, que viene”(cf Am 4,12). Y vosotros también, hermanos míos, “estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que menos penséis”.Nada más seguro que su llegada, pero también nada más incierto que el momento de esta llegada. En efecto, nos incumbe tan poco conocer los tiempos o los momentos que el Padre, en su omnipotencia, ha fijado, que hasta los mismos ángeles que lo rodean, desconocen el día y la hora (Hch. 1,7; Mt 24,36). Es cierto que nuestro último día llegará; pero cuándo, dónde y cómo, nos es muy incierto; solo sabemos lo que les dijo a nuestros antepasados, que “ante los ancianos está en el umbral, mientras que ante los jóvenes se mantiene al acecho” (Bernardo)…

No haría falta que este día nos cogiera de improviso, sin preparar, como un ladrón durante la noche… Que el temor, estando alerta, nos mantenga siempre preparados, hasta que la seguridad suceda al temor, y no el temor a la seguridad. “Estaré vigilante, dice el Sabio, con el fin de guardarme de toda culpa”(Sal. 17,24), no pudiendo evitar la muerte. Sabe, en efecto, que “el justo, aunque muera prematuramente, encontrará el descanso” (Sb 4,7); mucho más, triunfarán de la muerte, aquellos que no fueron esclavos del pecado durante su vida. Qué bello es, hermanos míos, qué felicidad, no sólo estar fuera de peligro ante la muerte, sino además triunfar con gloria, fuerte testimonio de su conciencia.

Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Señor por este momento de oración que me has permitido tener. Yo sé Señor que eres bueno conmigo y que me llenas de bendiciones. Sé también que tengo todo lo necesario para poder responder a tu amor. Ayúdame Buen Señor a responder en todo momento a esas inmensas bendiciones que has puesto en mí, para que puedas decir de mí: “Feliz tú, porque cuando llegué te encontré en la labor que te había encomendado” Amén.

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

 – Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

–  Termina esta oración rezándole a María:

Santa María,
ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad
y el máximo de mis posibilidades
para así responder al Plan de Dios
en todas las circunstancias
concretas de mi vida.
Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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