Oración del martes
“Yo y el Padre somos uno”
+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.
Oración Inicial
Aquí estoy, Señor, nuevamente para compartir contigo, para conocerte más y dejarme iluminar por tu Palabra. Te pido que me ayudes a acercarme con humildad, reconociendo mis debilidades, consciente de que no siempre respondo a tu llamada pero con la disposición de cambiar, de crecer y seguir tu voz de ahora en adelante.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Perdón Señor porque frente a tu generoso amor, vuelvo a caer en mis debilidades, pecados y faltas; con sincero arrepentimiento me comprometo a no caer más, a cooperar con la Gracia que bondadosamente me entregas para ser cada día más santo, cada día más fiel a tu amor, te pido que me fortalezcas constantemente para poder mantenerme siempre en tu camino.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Yo y el Padre somos uno” (10,22-30)
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: “¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente.” Jesús les respondió: “Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.”
Lectura Espiritual breve
– (Lee este texto del Papa Juan Pablo II que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio.)
“Dios nos ama a cada uno de nosotros de un modo personal y único en la vida concreta de cada día: en la familia, entre los amigos, en el estudio y en el trabajo, en el descanso y en la diversión. Nos ama cuando llena de frescura los días de nuestra existencia y también cuando, en el momento del dolor, permite que la prueba se cierna sobre nosotros; también a través de las pruebas más duras, Él nos hace escuchar su voz. Sí, queridos amigos, ¡Cristo nos ama y nos ama siempre! Nos ama incluso cuando lo decepcionamos, cuando no correspondemos a lo que espera de nosotros. Él no nos cierra nunca los brazos de su misericordia. ¿Cómo no estar agradecidos a este Dios que nos ha redimido llegando incluso a la locura de la Cruz? ¿A este Dios que se ha puesto de nuestra parte y está ahí hasta al final?”
(Juan Pablo II, homilía en la Santa Misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud, domingo 20 de agosto de 2000).
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias, Señor, porque me iluminas con tu voz, porque marcas los pasos por los que debo caminar para vivir la felicidad y la auténtica libertad, gracias porque nos perdonas y porque nos alientas nuevamente a seguirte, te pido que me ayudes a serte fiel, a abrir mis ojos a tu hermoso amor y responder a él con generosidad.
Amén.
(Si quieres, puedes hacer pedirle al Señor por tus intenciones.)
-*Esta semana, siguiendo el llamado que hizo el Papa, reza especialmente por las vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada.
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria...
Consagración a María
– (Termina esta oración consagrándote a María.)
Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.