Oración del martes
“Te alabo, Padre, por haberlas revelado a los pequeños”
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, Tú que haciéndote Niño has querido salir a nuestro encuentro, te pido que me ayudes a acoger tu iniciativa con un espíritu sencillo y un corazón de niño para que así, nos encontremos en la sencillez del portal de Belén.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Señor, yo sé que peco y falto muchas veces contra Ti. Te ruego Señor que me obtengas tu misericordia para que junto a Ti, pueda ponerme de pie y no pecar más.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Te alabo, Padre, por haberlas revelado a los pequeños” (San Lucas 10,21-24)
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!”.
Lectura espiritual breve
El Papa Benedicto XVI nos dice:
En el griego original de los Evangelios el verbo con el que inicia este himno, y que expresa la actitud de Jesús al dirigirse al Padre, es exomologoumai, traducido a menudo como “doy gracias”. Pero en los escritos del Nuevo Testamento este verbo indica principalmente dos cosas; la primera es “reconocer hasta el final”, por ejemplo san Juan Bautista pedía reconocer totalmente los propios pecados a quien quería que él lo bautizase, la segunda es “estar de acuerdo”. Por tanto, la expresión con la que Jesús comienza su oración contiene su reconocimiento total de la voluntad de Dios Padre, y junto a esto, su estar completamente de acuerdo, consciente y gozoso con este modo de actuar, el proyecto del Padre. El himno de júbilo es la culminación de un camino de oración en el que surge claramente la profunda e íntima comunión de Jesús con la vida del Padre en el Espíritu Santo, y se manifiesta su filiación divina. Jesús se dirige a Dios llamándole “Padre”. Este término expresa la conciencia y la certeza de Jesús de “ser el Hijo”, en íntima y constante comunión con Él, y este es punto fundamental y la fuente de toda oración de Jesús. Lo vemos claramente en la última parte del Himno, que ilumina todo el texto. (S.S. Benedicto XVI)
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor Jesús porque, así como tu también eres Hijo, me enseñas como obedecer al Padre con un corazón dócil y humilde. Ayúdame a no dejar de comprenderme a mí mismo como un hijo del Padre, para que así, pueda obedecer a su Plan amoroso como tu me enseñaste a hacerlo.
Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Termina rezándole a María:
¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti
y en prueba de mi afecto,
con amor filial
te consagro en este día:
todo lo que soy,
todo lo que tengo.
Guarda y protege,
y también defiende
a este hijo tuyo,
que así sea.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.