campesino

Oración del martes: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”

Oración del martes

“Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, me pongo en tu presencia para dialogar contigo. Somos dos amigos que encontrándose comparten sus vidas, sus alegrías y tristezas. Cada vez que me pongo a la escucha de tu Palabra, Tú me educas y me enseñas el camino para alcanzar la paz y felicidad. Por eso te pido que por la gracia de tu Espíritu, abras mi oído para escuchar ese mensaje amoroso que tienes para decirme.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Señor, como el publicano arrepentido reconozco mi culpa ante Ti. Sí Señor, soy pecador y no te oculto mi pecado, porque sé, buen Jesús, que Tú al mirar mi pecado no sientes desagrado por mí, sino que buscas amoroso acercarte para curar mi herida. Por eso te muestro mi corazón arrepentido y expongo ante tu mirada misericordiosa mi culpa, confiado en que me amas y que ese amor ha de sanar mis faltas.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer” (Lucas 17, 7-10)

En aquel tiempo dijo el Señor: “Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: “En seguida, ven y ponte a la mesa”? ¿No le diréis: “Prepárame la cena, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.

Lectura espiritual breve

Escucha lo que nos dice el Santo Padre:

La segunda parte del Evangelio de hoy presenta otra enseñanza, una enseñanza de humildad, pero que está estrechamente ligada a la fe. Jesús nos invita a ser humildes y pone el ejemplo de un siervo que ha trabajado en el campo. Cuando regresa a casa, el patrón le pide que trabaje más. Según la mentalidad del tiempo de Jesús, el patrón tenía pleno derecho a hacerlo. El siervo debía al patrón una disponibilidad completa, y el patrón no se sentía obligado hacia él por haber cumplido las órdenes recibidas. Jesús nos hace tomar conciencia de que, frente a Dios, nos encontramos en una situación semejante: somos siervos de Dios; no somos acreedores frente a él, sino que somos siempre deudores, porque a él le debemos todo, porque todo es un don suyo. Aceptar y hacer su voluntad es la actitud que debemos tener cada día, en cada momento de nuestra vida. Ante Dios no debemos presentarnos nunca como quien cree haber prestado un servicio y por ello merece una gran recompensa. Esta es una falsa concepción que puede nacer en todos, incluso en las personas que trabajan mucho al servicio del Señor, en la Iglesia. En cambio, debemos ser conscientes de que, en realidad, no hacemos nunca bastante por Dios. Debemos decir, como nos sugiere Jesús: «Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer» (Lc 17, 10). Esta es una actitud de humildad que nos pone verdaderamente en nuestro sitio y permite al Señor ser muy generoso con nosotros. En efecto, en otra parte del Evangelio nos promete que «se ceñirá, nos pondrá a su mesa y nos servirá» (cf. Lc 12, 37). Queridos amigos, si hacemos cada día la voluntad de Dios, con humildad, sin pretender nada de él, será Jesús mismo quien nos sirva, quien nos ayude, quien nos anime, quien nos dé fuerza y serenidad.(S.S. Benedicto XVI)

Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Te doy muchas gracias buen Jesús por la oración que me concedes, porque educado por tu Palabra voy conociéndote más y mejor. En la meditación de tu Evangelio descubro la alegría de servirte con mi vida entera y de hacer siempre aquello que me pides. Tú eres quien me ha servido primero al entregar tu propia vida en la Cruz para mi salvación y reconciliación, y así me has hecho tu amigo. Gracias por tu amistad.

Amén.

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

 – Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

–  Termina rezándole a María:

¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti
y en prueba de mi afecto,
con amor filial
te consagro en este día:
todo lo que soy,
todo lo que tengo.
Guarda y protege,
y también defiende
a este hijo tuyo,
que así sea.
Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Comentarios

Comentarios

Comparte esta publicación

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on pinterest
Share on print
Share on email