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Oración del martes: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”

Oración del martes

“¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”

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+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

Oración Inicial

Un nuevo día, Señor. ¿Cuántas cosas maravillosas ocurren en torno a mí y tal vez no me doy cuenta? ¿Cuántas manifestaciones de tu amor por nosotros? Ayúdame hoy a ser más reverente, a saber atesorar esos signos de tu amor en el corazón, especialmente en lo que me quieras decir en este momento de oración. Envía, Señor, tu Espíritu para que me ilumine y me fortalezca.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Señor, hoy me invitas a ser humilde y a aprender a confiar. Dame fuerzas, Señor, para ablandar la dureza de mi corazón, para que a pesar de mis rebeldías y debilidades, sepa poner toda mi confianza en Ti, como lo hace un niño en su padre amoroso.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?” (San Mateo 18,1-5.10.12-14).

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”. Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: “Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial. ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

Lectura Espiritual breve

(Lee este texto del Papa Benedicto XVI para profundizar en la Palabra de Jesús)

«Jesucristo ha mostrado siempre su predilección por los más pequeños. El Evangelio mismo está impregnado de la profunda verdad sobre el niño. En efecto, ¿qué quiere decir: «Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 18,3)? ¿Acaso no hace Jesús de los niños un modelo también para los adultos? En los niños, hay algo que nunca debe faltar a quien quiere entrar en el reino de los cielos. Se promete el cielo a todos los que son sencillos como los niños, a todos que, como ellos, están llenos de un espíritu de abandono en la confianza, puros y ricos de bondad. Sólo ellos pueden encontrar en Dios a un Padre y llegar a ser, gracias a Jesús, hijos de Dios. Hijos e hijas de nuestros padres, Dios quiere que todos seamos sus hijos adoptivos mediante la gracia».

Breve meditación personal

– Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Él?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Jesús, te doy gracias por mostrarme una vez más cómo seguirte. Quiero tener cada vez más un corazón de niño: sencillo, confiado, puro de intenciones, sin dobleces. Te prometo que hoy me voy a esforzar por confiar más en Ti y por vivir según tu ejemplo.

Amén.

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria...

Consagración a María

–  Termina esta oración rezándole a María.

Madre del Amor Misericordioso,
bien sabes que tu Hijo,
desde lo alto de la Cruz,
señaló el camino de la piadosa filiación
como aquel que deberíamos recorrer.
Te imploro me obtengas la gracia
de acercarme a tu Inmaculado Corazón,
desde mi propio corazón,
para aprender a amarte
y a honrarte
con el amor
que el Señor Jesús te tiene.
Cuida que este hijo tuyo
ingrese así
en el proceso de amorización
y vea algún día cumplida
la gran esperanza
de verse conformado
con el Salvador.
Amén.

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

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