+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, sé que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Sé que me llamas a caminar de tu mano y seguirte. No siempre es fácil. Por eso acudo a Ti para que me des la gracia que necesito para responder con fidelidad y coherencia al llamado que me haces.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Señor, Dios mío, puesto en tu presencia me doy cuenta de que muchas veces construyo mi vida sobre cosas efímeras, que no tienen valor. Te aparto de mis proyectos, de mis ideales, de mis planes, y me dejo llevar por cosas pasajeras y que en última instancia me dejan vacío. Ayúdame a construir una vida de santidad y felicidad a tu lado.
Lectura Bíblica: Lc 11,37-41
Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo extrañó que no se lavara antes de comer. Pero el Señor le dijo: «¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro».
Lectura espiritual breve
Lee lo que nos comparte el Padre Christian Vinces:
Vemos en el Evangelio que Jesús varias veces come con publicanos y pecadores y se acerca a ellos buscando su salvación. Hoy vemos que también come con los fariseos, pues Jesús quiere compartir con todos pues busca la salvación de todos.
Impulsado por ese deseo de salvación, el Señor dirige a los fariseos este duro reproche. Los llama “insensatos” por preocuparse sólo de lo exterior pero sin convertir lo interior, por preocuparse sólo de la pureza ritual, pero no por la pureza de su corazón, por olvidar que el verdadero sacrificio ante el Señor es un corazón contrito y humillado.
¿Cómo corregir esa rigidez y ritualismo que sólo se queda en lo exterior sin convertir el corazón? El mismo Jesús da la respuesta: “den limosna y todo lo de ustedes quedará limpio”. Dar limosna, es decir, las obras de caridad son el camino de sanación que hacen revivir el corazón que se ha endurecido; la misericordia que es capaz de sintonizar con el corazón de los que necesitan, es el camino de purificación para que nuestro interior también esté limpio y luminoso, con la luz de Cristo.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Cómo vivo mi fe? ¿Con un actitud sincera de conversión desde el corazón o sólo cumpliendo ritos externos?
2.- ¿Estoy viviendo la misericordia que me hace estar en sintonía con las necesidades de personas concretas?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por tu invitación a estar siempre cerca de Ti. Ayúdame a responder con alegría y generosidad como tantos hermanos y hermanas míos. Que con el auxilio de tu gracia pueda decirte siempre “sí” con el corazón y llevarlo a la acción. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que
han acudido a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido abandonado de Ti.
Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.
¡Oh Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien acógelas benignamente. Amén
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.