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Oración del martes: «Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña»

Oración del martes

«Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña» 

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor, reconozco tu amor por mí. Sé que me cuidas y acompañas siempre, y por eso quiero pedirte al comenzar esta oración, que me ayudes a abrir mi mente y corazón a la escucha de tu palabra, para que así pueda día a día seguir creciendo en la fe y en el amor a Ti y a mis hermanos.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Señor, con inmensa confianza me pongo ante Ti, reconociéndome necesitado de tu perdón, de tu misericordia. Renuévame Señor las fuerzas en mi combate contra mi pecado, y lléname de amor y de esperanza en mi camino hacia la santidad, muy en especial en este tiempo en que me preparo para acogerte en mi corazón en la Navidad.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día: «Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña» (San Mateo 21,28-32)

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
“¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: ‘Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña’. El respondió: ‘No quiero’. Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: ‘Voy, Señor’, pero no fue.

¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?”. “El primero”, le respondieron. Jesús les dijo: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.  En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él”.

Lectura espiritual breve

Lee con atención la siguiente reflexión de Ignacio Blanco:

Con la parábola de los dos hijos, el Señor Jesús nos enseña una vez más lo complejo que es el corazón humano. De una u otra manera podemos reconocernos en los dichos y obras de estos dos hijos. También nosotros ante el llamado del Señor a trabajar en su viña decimos tantas veces “sí”, y finalmente no acudimos; o decimos que “no” y luego recapacitamos y sí lo hacemos. El llamado de Dios siempre permanece. Él, como Padre amoroso y paciente, reitera una y otra vez su invitación a que trabajemos en su viña. Es paciente con nuestros cambios de opinión, con nuestros compromisos inconstantes y volubles. Su bondad y fidelidad son siempre mayores que nuestra debilidad y dureza de corazón.

«¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?». Esta pregunta planteada por Jesús a sus oyentes es muy importante. Nos orienta en la dirección por la que tenemos que profundizar: poner nuestro mayor empeño por responder al llamado de Dios a trabajar en su viña, por vivir según su Plan de amor.

Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Muchas gracias Jesús por este momento de encuentro contigo. Te pido que pueda mantenerme en actitud de escucha y de acogida de tu palabra en lo queda de este día, y pueda así dar testimonio de tu amor en medio del mundo.

Amén.

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

 – Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

–  Termina rezándole a María:

¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti
y en prueba de mi afecto,
con amor filial
te consagro en este día:
todo lo que soy,
todo lo que tengo.
Guarda y protege,
y también defiende
a este hijo tuyo,
que así sea.
Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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