Oración del miércoles
“Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él”
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, enviado del Padre, te pido que en este momento de oración me ayudes a acrecentar mi deseo de obedecer el Plan que Dios Padre tiene para mí y así poder cumplirlo en cada momento de mi vida como Tú lo hiciste.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Señor bueno, te presento mi corazón arrepentido pues constato que no siempre vivo como quisiera, pues veo que me alejo del camino que Tú me invitas recorrer. Sáname y renuévame por dentro.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él” (Jn 6, 35-40)
Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»
Lectura espiritual breve
Lectura breve de San Agustín:
Y por tanto, no arrojaré fuera al que viene a mí porque no he venido a hacer mi voluntad. Siendo humilde he venido a enseñar la humildad y el que viene a mí se incorpora conmigo y se hace humilde, porque no hace su voluntad, sino la de Dios; y no será arrojado fuera. Si lo había sido antes, fue porque era soberbio, y a mí no puede venir el que no sea humilde. Lo que se arroja fuera es la soberbia; el que observa la humildad, no se separa de la verdad. Por lo tanto, no arrojará fuera al que viene a El, porque no viene a hacer su voluntad, como manifiesta cuando añade: “Y ésta es la voluntad de aquel Padre que me envió; que nada pierda de lo que me dio el Padre”. Le fue dado todo aquél que observa la humildad. No hay voluntad en el Padre de que perezca siquiera uno, aunque sea de los más pequeñuelos. De los soberbios puede perecer alguno, pero de los pequeños ninguno perece. Porque si no os hacéis como este pequeñuelo, no entraréis en el reino de la gloria. Dice: “El que ve al Hijo y cree en El”. No dijo: y cree en el Padre, porque lo mismo es creer en el Hijo que creer en el Padre, puesto que así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también concedió al Hijo que tuviera vida en sí mismo; para que éste concediera que todo aquél que vea al Hijo y crea en El tenga vida eterna.
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Buen Jesús, Hijo obediente del Padre, te agradezco pues con tu ejemplo me enseñas a vivir en constante obediencia al Plan de Dios. Te pido que me ayudes a creer firmemente en Ti y así alcanzar la vida eterna que me has prometido.
Amén
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Santa María,
Madre del Señor Jesús y nuestra,
obténnos la presencia vivificante
del Espíritu,
y la gracia de andar siempre
por los caminos de Dios.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.