+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.
Oración Inicial
Señor Jesús, a Ti que no nos llamas siervos, sino amigos, te pido me ayudes a escucharte en esta oración para que sea dócil a tu gracia y deje que obres en mi corazón.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Te pido perdón Jesús por todos mis pecados. Sé que no soy digno de tu perdón, pero tu misericordia es más grande que mis pecados. Acoge, Buen Señor, a este humilde siervo tuyo y ayúdame a no pecar más contra Ti.
Lectura Bíblica: Mc 12, 13-17
Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarla o no?”. Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario”. Cuando se lo mostraron, preguntó: “¿De quién es esta figura y esta inscripción?”. Respondieron: “Del César”. Entonces Jesús les dijo: “Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”. Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.
Lectura Espiritual breve
Lee estas breves palabras del Papa Emérito Benedicto:
El tributo al César se debe pagar, porque la imagen de la moneda es suya; pero el hombre, todo hombre, lleva en sí mismo otra imagen, la de Dios y, por tanto, a Él, y sólo a Él, cada uno debe su existencia. Los Padres de la Iglesia, basándose en el hecho de que Jesús se refiere a la imagen del emperador impresa en la moneda del tributo, interpretaron este paso a la luz del concepto fundamental de hombre imagen de Dios. (…) San Agustín utilizó muchas veces esta referencia en sus homilías: “Si el César reclama su propia imagen impresa en la moneda —afirma—, ¿no exigirá Dios del hombre la imagen divina esculpida en él? Y también: «Del mismo modo que se devuelve al César la moneda, así se devuelve a Dios el alma iluminada e impresa por la luz de su rostro… En efecto, Cristo habita en el interior del hombre”.
Esta palabra de Jesús es rica en contenido antropológico, y no se la puede reducir únicamente al ámbito político. La Iglesia, por tanto, no se limita a recordar a los hombres la justa distinción entre la esfera de autoridad del César y la de Dios, entre el ámbito político y el religioso. La misión de la Iglesia, como la de Cristo, es esencialmente hablar de Dios (Benedicto XVI, 2011).
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Buen Jesús por esta oración. Te pido que, así como la imagen del César fue impresa en la moneda, imprimas tu imagen en mi pobre corazón. Ilumíname con tu Palabra, para que “no sea yo quien viva, sino que seas Tú quien viva en mí”.
Amén
(Si quieres, puedes hacer pedirle al Señor por tus intenciones.)
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Termina esta oración consagrándote a María:
Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que
han acudido a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido abandonado de Ti.
Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.
¡Oh Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien acógelas benignamente. Amén
+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.