Oración del lunes: «Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado»

Oración del lunes

«Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado»

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+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, gracias por esta semana que comienza. Gracias por el don de la fe y por permitirme estar en tu presencia. Te pido, Señor, que me ayudes a hacer silencio para poder escuchar tu palabra de vida, llevarla a mi corazón y anunciarla con alegría a mis hermanos y hermanas.

 

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Señor Jesús, a Ti que te hiciste hombre no para juzgarnos sino para reconciliarnos, te pido perdón por todos mis pecados y omisiones. Yo sé que soy débil y pecador, pero sé también que quien confía en Ti funda su vida sobre roca. Por eso, Señor, pongo en Ti toda mi confianza y te ruego que me ayudes a luchar con fortaleza y generosidad contra la tentación y contra todo mal. Gracias Señor.

 

Lectura Bíblica: Mt 9,18-26

Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante Él, le dijo: «Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá». Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: «Con sólo tocar su manto, quedaré curada». Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: «Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado». Y desde ese instante la mujer quedó curada. Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: «Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme». Y se reían de él. Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por aquella región.

 

Lectura espiritual breve

Meditemos con estas palabras del Papa Emérito Benedicto XVI:

Son dos episodios en los que hay dos niveles de lectura; el puramente físico: Jesús se inclina ante el sufrimiento humano y cura el cuerpo; y el espiritual: Jesús vino a sanar el corazón del hombre, a dar la salvación y pide fe en Él… Para nosotros estos dos relatos de curación son una invitación a superar una visión puramente horizontal y materialista de la vida. A Dios le pedimos muchas curaciones de problemas, de necesidades concretas, y está bien hacerlo, pero lo que debemos pedir con insistencia es una fe cada vez más sólida, para que el Señor renueve nuestra vida, y una firme confianza en su amor, en su providencia que no nos abandona.

 

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

 

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Buen Señor. Gracias por tu reconciliación y por el amor que me tienes. Tú que viniste a curar nuestras heridas, a sanar la ruptura de nuestro corazón, ayúdame a seguirte fielmente, a vivir auténticamente la vida cristiana, viendo la realidad con los ojos de la fe y renunciando a todo lo que es muerte para vivir contigo la verdadera vida. Amén.

(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

 

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Santa María, Madre del Señor Jesús y nuestra, obtennos la presencia vivificante

del Espíritu, y la gracia de andar siempre por los caminos de Dios. Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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