Oración del lunes: “Si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra”

 Oración del lunes

 “Si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra

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+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, gracias por esta Semana que comienza. Gracias por salir a mi encuentro y ayudarme a empezarla junto a Ti. Te pido Señor que pueda escuchar tu palabra de vida, y dejando que ella actúe en mi corazón, pueda convertirme cada día en un discípulo más plenamente tuyo y así anunciar tu Reino al mundo entero.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Señor Jesús, a Ti que te hiciste hombre para reconciliarnos con tu amor, te pido perdón por todos mis pecados y omisiones. Yo se que soy débil y pecador, pero sé también, que para quién se confía en Ti, todo es posible. Por eso Señor pongo en Ti toda mi confianza y te ruego que me ayudes a luchar con fortaleza y radicalidad contra la tentación y contra todo mal. Gracias Señor.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “No hagan frente al que les hace mal” (San Mateo 5,38-42)

Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente.» Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto. Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos. Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda.

Lectura espiritual breve

Lee este texto del Papa Francisco que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio 

Queridos hermanos y hermanas, miremos a Dios como al Dios de la vida, miremos su ley, el mensaje del Evangelio, como una vida de libertad. El Dios vivo nos hace libres. Digamos sí al amor y no al egoísmo, digamos sí a la vida y no a la muerte, digamos sí a la libertad y no a la esclavitud de tantos ídolos de nuestro tiempo; en una palabra, digamos sí a Dios, que es amor, vida y libertad, y nunca defrauda (cf. 1 Jn 4,8, Jn 11,25, Jn 8,32). A dios, que es el Viviente y el Misericordioso. Sólo la fe en el Dios vivo nos salva; en el Dios que en Jesucristo nos ha dado su vida y, con el don del Espíritu Santo, y hace vivir como verdaderos hijos de Dios, con su misericordia. Esta fe nos hace libres y felices. Pidamos a María, Madre de la Vida, que nos ayude a recibir y dar testimonio siempre del «Evangelio de la Vida».

Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Buen Señor por tu reconciliación y por el amor que me tienes. Tú no has mirado nuestra indignidad, sino que has seguido apostando una y otra vez por nosotros. Ayúdame a vivir auténticamente la caridad cristiana, para que pueda iluminar el mundo con tu misericordia y amor.

Amén

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

 – Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

–  Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

¡Cuando Tú estás junto a mí
me siento confiado y seguro.
Tu auxilio maternal
me hace experimentar
el calor de tu ternura.
Acompáñame siempre,
¡oh Santísima!
Nunca te alejes de mí,
incluso cuando yo
me muestre ingrato;
apelo a tu comprensión
y perdón de Madre.
Tu dulce perseverancia
será siempre
un ardoroso ejemplo
y un aliciente para mi fidelidad.

Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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