+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, en este momento de oración quiero poner toda mi confianza en Ti. Sé que me conoces hasta lo más profundo de mi ser y que me entiendes, y quieres que yo escuche tus palabras de vida. Ayúdame a hacer silencio en mi interior para escuchar tu voz y así acogerla en mi corazón.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Señor, soy consciente que muchas veces opto por alejarme de Ti, que muchas veces las ocupaciones que tengo en mi vida me distraen de lo más importante. Perdona mis pecados. Perdóname por todos los momentos en que escondo tu luz y me oculto, cuando en realidad me llamas a hacer brillar tu luz delante de los hombres.
Lectura Bíblica: Lc 8,16-18
No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado. Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener.
Lectura espiritual breve
Lee este texto del Padre Sebastián Correa:
El ejemplo que nos pone Jesús es arrollador. ¿Podemos imaginar poner una nueva lámpara en nuestra casa, y luego cubrirla para que no ilumine alrededor? La naturaleza de la lámpara es iluminar, y quitarle esta facultad es desnaturalizarla. De igual modo, quien se a encontrado con Cristo —quien es la Luz del mundo— participa de su luz, y debe irradiar esa luz con su propia vida.
Muchas veces vivimos nuestra fe de manera “privada”, como algo que solo atañe a nosotros y a Dios. Pero el cristianismo por esencia es algo que no se puede relegar a la vida privada, sino que tiene que envolver toda la existencia. Eso quiere decir que no basta ser católicos a la hora de ir a Misa el Domingo o de rezar alguna oración de forma privada. También en mi familia, con mis amigos, en mis estudios o trabajo, y en general, en todo ámbito de mi vida debo transmitir esa luz de Cristo que ha cambiado mi existencia y que puede cambiar también la vida de los demás.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Reconozco en mí un llamado a ser luz del mundo?
2.- ¿Qué debo cambiar en mi día a día para responder mejor a este llamado que me hace el Señor?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Buen Jesús porque me acompañas siempre en mi caminar, gracias por tu presencia de amigo en esta oración. Ayúdame a ser responsable con los dones que me has dado, y a no ocultar el gran regalo de haberte conocido, sino que por el contrario pueda ser lámpara que transmita tu luz, haciéndola brillar en este mundo que sufre de soledad y lejanía de Ti. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti,
y en prueba de mi filial afecto,
te consagro en este día
mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón,
en una palabra, todo mi ser,
ya que soy todo tuyo,
¡oh Madre de bondad!,
guárdame y protégeme como hijo tuyo. Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.