Oración del lunes: “¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?”

Oración del lunes

“¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?”

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

Oración inicial

Señor, al comenzar este día y esta semana, me quiero poner en tu presencia y darte gracias por todo lo que haces por mí. En este momento de oración quiero abrir mi mente y mi corazón a tu Espíritu, para que la lectura y meditación de tu Palabra ilumine mi vida y me ayude a seguirte con generosidad.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Reconozco, Amigo bueno, que muchas veces escojo el camino del mal. Te pido perdón, y te pido que me fortalezcas para que, con tu gracia, pueda dejar todo aquello que me aleja de ti y amarte cada vez más.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?” (San Mateo 17,22-27).

 Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará”. Y ellos quedaron muy apenados.

Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: “¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?”.

“Sí, lo paga”, respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?”.

Y como Pedro respondió: “De los extraños”, Jesús le dijo: “Eso quiere decir que los hijos están exentos.

Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti”.

Lectura espiritual breve

(Este texto de San Ambrosio nos ayuda a profundizar en el sentido del Evangelio que hemos leído)

«Cuando Cristo reconcilió el mundo con Dios, ciertamente no tenía necesidad de reconciliarse él mismo con Dios. ¿Por cuál de sus pecados tendría necesidad de apaciguar a Dios, él que no tenía pecado? Así, cuando los judíos le reclaman la dracma exigida por le Ley, Jesús dice a Pedro: “¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra ¿a quiénes cobran los impuestos y contribuciones: a sus hijos o a los extraños? Pedro contestó: A los extraños. Jesús le dijo: Por tanto, los hijos están exentos. Con todo, para que no se escandalicen, vete al lago echa el anzuelo y saca el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás en ella una moneda de plata. Tómala y dásela por mí y por ti.” (Mt 17,25_27)

Cristo nos enseña aquí que él no tenía nada que expiar por pecados personales, ya que no era esclavo sino el Hijo de Dios, libre de toda culpa. El hijo es libre, el esclavo está en el pecado. Ya que Jesús es totalmente libre de culpa no paga nada como rescate de su alma, Él cuya sangre pagó con creces la redención de todos los pecados del mundo entero. Tiene el derecho de liberar a los demás, él que no tiene deuda alguna.

Pero, quisiera ir más lejos todavía. Cristo no está solo en no tener que pagar nada por la redención o la remisión de pecados personales. Si miras a cualquier persona creyente, puedes decir que nadie debe realizar su propia expiación, ya que Cristo ha expiado los pecados de todos».

Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.-¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Te agradezco, Señor, por esta oración. Ayúdame a vivir siempre conciente de la dignidad inmensa con la que Tú me has revestido al dar tu vida por mí. Tú has redimido la deuda de mi pecado. Soy libre en Ti. Quiero, Señor, vivir esa libertad de los hijos de Dios. Amén.

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

 – Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

–  Termina esta oración rezándole a María.

Gracias Señora Santa María. Gracias por tus muchas bondades y por tus maternales cuidados. Ayúdame para que mi gratitud se convierta en respuesta efectiva de solícito amor y de cumplimiento de tu palabra: «Haced lo que Él os diga». Amén.

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

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