Oración del lunes
“Auméntanos la fe”
+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.
Oración inicial
Señor Bueno, Tú que movido por el infinito amor a los hombres te hiciste uno entre nosotros para reconciliarnos, te pido me concedas el don de tu presencia. Buen amigo, ayúdame a reconocer esa presencia y a estar atento a lo que me quieres decir en esta oración, para que pueda así responder al don de tu amor con mi propia entrega.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Señor, Tú me has amado siempre, y yo tantas veces rechazo ese amor con mi pecado. Me arrepiento con sincero corazón y ruego tu misericordia. Por eso, consciente que tu amor es siempre más grande que mi pecado, y que su brillo se manifiesta de manera especial en tu perdón, me acojo a tu gracia para alcanzar con mi colaboración la conversión de mi corazón.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Auméntanos la fe.” (Lucas 17, 1-6).
Les dijo a sus discípulos: -Es imposible que no vengan los escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le valdría que le ajustaran al cuello una piedra de molino y que le arrojaran al mar, que escandalizar a uno de esos pequeños: andaos con cuidado. “Si tu hermano peca, repréndele; y, si se arrepiente, perdónale. Y si peca siete veces al día contra ti, y siete veces vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, le perdonarás. Los apóstoles le dijeron al Señor: -Auméntanos la fe. Respondió el Señor: -Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esta morera: arráncate y plántate en el mar, y os obedecería.
Lectura espiritual breve
Leamos estas palabras del Papa Francisco:
Y, ¿qué nos responde el Señor? Responde: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería». La semilla de la mostaza es pequeñísima, pero Jesús dice que basta tener una fe así, pequeña, pero auténtica, sincera, para hacer cosas humanamente imposibles, impensables. ¡Y es verdad! Todos conocemos a personas sencillas, humildes, pero con una fe muy firme, que de verdad mueven montañas. Pensemos, por ejemplo, en algunas mamás y papás que afrontan situaciones muy difíciles; o en algunos enfermos, incluso gravísimos, que transmiten serenidad a quien va a visitarles. Estas personas, precisamente por su fe, no presumen de lo que hacen, es más, como pide Jesús en el Evangelio, dicen: «Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer» (Lc 17,10). Cuánta gente entre nosotros tiene esta fe fuerte, humilde, que hace tanto bien.
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Te doy gracias, Buen Jesús, porque me amas con un amor cercano y me hablas en tu Evangelio. Por medio de él, me invitas a acrecentar mi fe, a descubrir que es un don que debo pedirte, así como tus apóstoles lo hicieron. Mi corazón anhela responderte y se descubre muchas veces insuficiente para realizar esa respuesta. Señor Jesús, conozco mis fragilidades y limitaciones, conozco también las dificultades de un mundo que rechaza la idea de la entrega generosa para vivir el noble ideal de la vida cristiana; por eso te pido me ayudes: Señor mío, acrecienta mi fe. Concédeme la gracia para ser coherente, y así pueda yo testimoniar nuestra amistad al mundo entero.
Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Termina esta oración rezándole a María:
Santa María, Madre del Señor Jesús y nuestra, obtennos la presencia vivificante del Espíritu, y la gracia de andar siempre por los caminos de Dios. Amén.
+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.