Oración del Jueves
«Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia»
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Gracias Señor por este momento de encuentro profundo. Gracias por el don de la Iglesia y del Pastor que la guía. Ayúdame a que por medio de esta oración pueda tomar conciencia y renovarme en mi amor por esta familia que me regalas para poder llegar a vivir la comunión contigo en la eternidad.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Señor Jesús, a Ti que te hiciste hombre para reconciliarnos con tu amor y le entregaste a la Iglesia el poder para perdonar los pecados, te pido perdón por todos los momentos en que me alejo de Ti. Como Pedro, confírmame en mi amor a Ti y hazme una persona nueva.
Lectura Bíblica: Mt 16,13-23
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?». Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de Ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: «Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la Tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la Tierra, quedará desatado en el cielo». Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías. Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá». Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, apártate de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
Lectura espiritual breve
Escuchemos lo que nos dice el Papa Juan Pablo I:
«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia» (Mt 16,18): son las palabras graves, importantes y solemnes que Jesús dirige a Simón, el hijo de Juan, en Cesárea de Filipo, después de la profesión de fe que no ha sido el producto de la lógica humana del pescador de Betsaida, o la expresión de una particular perspicacia suya, o el efecto de una moción sicológica; sino el fruto misterioso y singular de una auténtica revelación del Padre celestial. Y Jesús cambia a Simón su nombre, poniéndole el de Pedro, significando con ello la entrega de una misión especial; le promete edificar sobre él su Iglesia, sobre la cual no prevalecerán las fuerzas del mal o de la muerte; le entrega las llaves del Reino de Dios, nombrándolo así máximo responsable de su Iglesia, y le da el poder de interpretar auténticamente la ley divina. Ante estos privilegios, o mejor dicho, ante estas tareas sobrehumanas confiadas a Pedro, San Agustín nos advierte: «Pedro, por su naturaleza, era simplemente un hombre; por la gracia, un cristiano; por una gracia todavía más abundante, uno y a la vez el primero de los Apóstoles».
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por el don de la Iglesia. Gracias por el llamado que me haces a colaborar con la misión encomendada a Pedro y los demás apóstoles. Te prometo esforzarme cada vez más por ser, junto a Tí, un artesano de la Nueva Evangelización. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Madre de las intercesiones, Madre dilecta del Vicario de tu Hijo, te imploro que escuches mi ruego. Intercede siempre por el Santo Padre, obtenle toda la sabiduría, la bondad, la fuerza, la salud, los dones, para que avance por su camino de santidad y para que sea maestro de unidad de todos los hijos e hijas de la Iglesia. Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.