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Oración del jueves: Solemnidad de Todos los Santos

Oración del jueves

Solemnidad de Todos los Santos

“Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo”

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, hoy nuevamente me pongo en tu presencia, porque tengo un gran anhelo de encontrarme contigo. Sé que la amistad hay que construirla día a día, así como la construyeron todos los Santos que están en tu presencia. Ayúdame a que esta oración me ayude a conocerte más, para poder seguirte cada vez más fielmente.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Quiero decirte también Jesús, que junto con el amor que te tengo, descubro en mi interior una contradicción muy profunda, pues mis obras muchas veces me alejan de Ti. Te pido perdón Señor de todo corazón por mis pecados, y te pido que el testimonio de tus Santos me ayuden a ser más coherente con el infinito amor que me tienes.

Lectura bíblica según el Evangelio del día:  “Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo” (San Mateo 5,1-12a).

Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.

Lectura espiritual breve

Medita lo que nos dice el Santo Padre:  

La solemnidad de Todos los Santos se fue consolidando durante el primer milenio cristiano como celebración colectiva de los mártires. En el año 609, en Roma, el Papa Bonifacio IV consagró el Panteón, dedicándolo a la Virgen María y a todos los mártires. Por lo demás, podemos entender este martirio en sentido amplio, es decir, como amor a Cristo sin reservas, amor que se expresa en la entrega total de sí a Dios y a los hermanos. Esta meta espiritual, a la que tienden todos los bautizados, se alcanza siguiendo el camino de las “bienaventuranzas” evangélicas, que la liturgia nos indica en la solemnidad de hoy. Es el mismo camino trazado por Jesús y que los santos y santas se han esforzado por recorrer, aun conscientes de sus límites humanos. En su existencia terrena han sido pobres de espíritu, han sentido dolor por los pecados, han sido mansos, han tenido hambre y sed de justicia, han sido misericordiosos, limpios de corazón, han trabajado por la paz y han sido perseguidos por causa de la justicia. Y Dios los ha hecho partícipes de su misma felicidad: la gustaron anticipadamente en este mundo y, en el más allá, gozan de ella en plenitud. Ahora han sido consolados, han heredado la tierra, han sido saciados, perdonados, ven a Dios, de quien son hijos. En una palabra: “de ellos es el reino de los cielos”» (S.S. Benedicto XVI)

 Breve meditación personal

– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Jesús amigo, que el poder de tu resurrección toque todo lo que está muerto en mí, y lo devuelva otra vez a la vida. Que sea coherente Señor con tus enseñanzas y encarne en mi propia vida las bienaventuranzas que me has enseñado para que pueda algún día gozar junto con todos los santos de tu felicidad eterna.

Amén.

– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

 – Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

–  Pide la intercesión de María rezando esta oración:

Hay tanto que hacer
y cada quien
tiene su propia tarea
en la gesta
de nuestro tiempo.
Madre Santísima,
intercede para que
yo reciba la fuerza
y el aliciente
para cooperar con la gran tarea
de cambiar este mundo nuestro
poniendo mi grano de arena,
que bien podría
hacer la diferencia. Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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