Oración del jueves
“¿Quién dice la gente que soy yo?”
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, puesto en tu presencia quiero expresarte el gran deseo que tengo de vivir cada vez más a tu lado. Descubro que tengo hambre de Dios, y es en la oración donde saciar esa necesidad al encontrarme contigo. Ayúdame para que esta oración me haga crecer en la fe, la esperanza y la caridad.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Señor, reconozco también que soy pecador. Sé que muchas veces te doy la espalda y opto por otros caminos, que me apartan de Ti. Pero sé también que tu misericordia es infinita, que me quieres perdonar todas aquellas veces que me acerque arrepentido. Ayúdame a convertirme Buen Jesús, a dejar de lado mis opciones egoístas y abrirme al auténtico amor que eres Tú.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “¿Quién dice la gente que soy yo?“ (San Marcos 8,27-33).
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.
Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”.
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro respondió: “Tú eres el Mesías”.
Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
Lectura espiritual breve
Meditemos:
El papel, el servicio eclesial de Pedro tiene su fundamento en la confesión de fe en Jesús, el Hijo de Dios vivo, en virtud de una gracia donada de lo alto. En la segunda parte del Evangelio de hoy vemos el peligro de pensar de manera mundana. Cuando Jesús habla de su muerte y resurrección, del camino de Dios, que no se corresponde con el camino humano del poder, afloran en Pedro la carne y la sangre: «Se puso a increparlo: “¡Lejos de ti tal cosa, Señor!”». Y Jesús tiene palabras duras con él: «Aléjate de mí, Satanás. Eres para mí piedra de tropiezo». Cuando dejamos que prevalezcan nuestras Ideas, nuestros sentimientos, la lógica del poder humano, y no nos dejamos instruir y guiar por la fe, por Dios, nos convertimos en piedras de tropiezo. La fe en Cristo es la luz de nuestra vida de cristianos y de ministros de la Iglesia. (Papa Francisco)
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.-¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Jesús por tu presencia en mi vida, gracias porque estás a mi lado cada vez que te busco en la oración. Ayúdame a descubrir el Plan que has preparado para mí para que, desde mi libertad, te pueda decir un sí generoso y lo mantenga constante por toda mi vida.
Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Pidamos la intercesión de nuestra Madre rezando:
Cuando Tú estás junto a mí me siento confiado y seguro.
Tu auxilio maternal me hace experimentar
el calor de tu ternura.
Acompáñame siempre, ¡oh Santísima!
Nunca te alejes de mí, incluso cuando yo
me muestre ingrato; apelo a tu comprensión
y perdón de Madre.
Tu dulce perseverancia será siempre
un ardoroso ejemplo
y un aliciente para mi fidelidad.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.