Oración del jueves
«Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe»
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, te pido que estés presente en este momento de oración y encuentro contigo a través de tu palabra. Gracias por el don de la fe. Ayúdame Señor a que mi fe crezca y se refleje en mi vida cotidiana.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Te pido perdón Jesús por todos mis pecados. Sé que muchas veces desconfío de Ti y pongo mi confianza en mis pobres fuerzas. Purifica Señor mis intenciones y ayúdame a tener una fe sólida e inquebrantable.
Lectura Bíblica: Mt 8,1-5.10
Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante Él y le dijo: «Señor, si quieres, puedes purificarme». Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado». Y al instante quedó purificado de su lepra. Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio». Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, rogándole. Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe».
Lectura espiritual breve
Nos recuerda el Papa San Juan Pablo II:
Jesús, sobre todo con su estilo de vida y con sus acciones, ha demostrado cómo en el mundo en que vivimos está presente el amor, el amor operante, el amor que se dirige al hombre y abraza todo lo que forma su humanidad. Este amor se hace notar particularmente en el contacto con el sufrimiento, la injusticia, la pobreza; en contacto con toda la «condición humana» histórica, que de distintos modos manifiesta la limitación y la fragilidad del hombre, bien sea física, bien sea moral. Cabalmente el modo y el ámbito en que se manifiesta el amor es llamado «misericordia» en el lenguaje bíblico. Cristo pues revela a Dios que es Padre, que es «amor», como dirá San Juan en su primera Carta; revela a Dios «rico de misericordia», como leemos en San Pablo.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Buen Jesús por este momento de encuentro contigo. Gracias por renovar mi fe en Ti. Reconcíliame Señor de todas mis heridas y haz de mí un hombre nuevo. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.