Oración del jueves
“Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos”
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, te pido ayuda para que en esta oración me pueda encontrar contigo. Ayúdame a confiar en tu Palabra y dejarme guiar por ella y por tu amor. Que pueda responder a tu amor con amor.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Señor Jesús, tú que conoces lo que hay en mi corazón, te pido perdón por todos mis pecados y por todo aquello que he hecho y que me aleja de ti. Confío en tu infinita misericordia, y en tu gracia que reconcilia.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros” (San Lucas 21,20-28)
«Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: “Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo».
Lectura espiritual breve
La semilla del Evangelio comenzó a esparcirse por el mundo. Doce hombres se encargaron de la labor: los apóstoles de Jesús. Para eso los había llamado el Señor: para que anunciaran su mensaje a todos los hombres. Así, ellos fueron los primeros eslabones de una larga cadena, que llega hasta nosotros. Una gran misión que demanda un gran amor y una enorme confianza en Aquel que es la garantía de nuestro caminar.
“No llevéis más que un bastón, ni pan, ni alforja, ni dinero, ni dos túnicas…” ¿Acaso no quiere Cristo que vayamos bien preparados? Sí. Por eso mismo nos da este consejo. A veces nos preocupamos demasiado de las cosas del Señor y nos olvidamos del Señor de las cosas. El único equipaje indispensable para nuestra misión es que llevemos a Cristo. Que estemos muy llenos de Dios, para poder compartirlo con los demás. Como dice la Escritura: “Nadie da lo que no tiene”.
Pongan unos la felicidad en sus riquezas o talentos, descansen otros en la inocencia de su vida, en la aspereza de sus penitencias, en la abundancia de sus buenas obras o en el fervor de sus oraciones; en cuanto a mí, toda mi confianza se funda en la seguridad con que espero ser ayudado por ti, y en el firme propósito que tengo de cooperar con tu gracia. Confianza como esta no falla nunca.
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Buen Jesús por hacerme parte de tu misión. Gracias porque me invitas a confiar en ti, y por darme la fuerza para hacerlo. Te pido me ayudes a ser fiel y a cooperar con tu gracia para ser luz que ilumine las vidas de otras personas.
Amén
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Santa María,
Madre del Señor Jesús y nuestra,
obténnos la presencia vivificante
del Espíritu,
y la gracia de andar siempre
por los caminos de Dios.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.