Oración del jueves
“Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, hoy nuevamente me pongo en tu presencia. Sé que tu eres el Buen Pastor que sale al encuentro de sus ovejas. Por eso te pido Señor que salgas al encuentro de esta oveja tuya y la ayudes a escuchar tus enseñanzas para que pueda hacerlas vida en él.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Quiero decirte también Jesús, que junto con el amor que te tengo, descubro en mi interior una contradicción muy profunda, pues mis obras muchas veces me alejan de Ti. Te pido perdón Señor de todo corazón por mis pecados, y te ruego que me des tu gracias para ponerme de pie y no faltar más contra Ti.
Lectura bíblica según el Evangelio del día: “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido” (San Lucas 15,1-10).
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo entonces esta parábola: “Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”. Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”. Y les dijo también: “Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido”. Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte”.
Lectura espiritual breve
Medita lo que nos dice el Santo Padre:
Jesús narra las tres “parábolas de la misericordia”. Cuando “habla del pastor que va tras la oveja descarriada, de la mujer que busca el dracma, del padre que sale al encuentro del hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino que es la explicación de su propio ser y actuar”. De hecho, el pastor que vuelve a encontrar la oveja perdida es el mismo Señor que carga a hombros, con la Cruz, a la humanidad pecadora para redimirla. […] Queridos amigos, ¿cómo no abrir nuestro corazón a la certeza de que, aunque seamos pecadores, somos amados por Dios? No se cansa nunca de salir a nuestro paso, de ser el primero en recorrer el camino que nos separa de Él. El libro del Éxodo nos muestra cómo Moisés, con una súplica confiada y audaz, logró, por así decir, cambiar a Dios del trono del juicio al trono de la misericordia. El arrepentimiento es la medida de la fe y gracias a él se regresa a la Verdad. (S.S. Benedicto XVI)
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Señor, mi Buen Pastor. Tú sabes que soy frágil y pecador y que, más que nadie, necesito de Ti. Es fácil convencerse de que tengo problemas o de que no tengo pecados, pero cuando veo tu rostro de amor, me soy cuenta que muchos de mis actos y pensamientos se alejan de Ti. Te pido Señor que me ayudes a ser humilde y reconocer la inmensa necesidad que tengo de tu misericordia. Ayúdame a no dejar nunca de aceptar que sólo en Ti podré ser plenamente feliz.
Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Pide la intercesión de María rezando esta oración:
Hay tanto que hacer
y cada quien
tiene su propia tarea
en la gesta
de nuestro tiempo.
Madre Santísima,
intercede para que
yo reciba la fuerza
y el aliciente
para cooperar con la gran tarea
de cambiar este mundo nuestro
poniendo mi grano de arena,
que bien podría
hacer la diferencia. Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.