«El modelo perfecto de esa vida espiritual y apostólica es la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles, la cual, mientras llevaba en este mundo una vida igual que la de los demás, llena de preocupaciones familiares y de trabajos, estaba constantemente unida con su Hijo» (Concilio Vaticano II, Ap. Act.).
Comparte esta publicación
Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on pinterest
Share on print
Share on email