“¿Cuánto hemos pagado nosotros por nuestra redención?
Nada. Todo es gratuito”
Un aspecto particular de la maternidad de la Iglesia es que ella nos educa a través de las obras de misericordia. Como buena madre y educadora, ella se fija en lo que es esencial; y lo esencial, según el Evangelio, es la misericordia…
…Dios ha enviado a su Hijo, Dios se ha hecho hombre para salvarnos, es decir, para darnos su misericordia.
Lo dice claramente Jesús, resumiendo su enseñanza para los discípulos: “Sed misericordiosos, como el Padre es misericordioso”. …El cristiano necesariamente debe ser misericordioso porque esto es el centro del Evangelio. Y fiel a esta enseñanza, la Iglesia no puede hacer otra cosa que repetir lo mismo a sus hijos: “Sed misericordiosos”, como lo es el Padre, y como lo ha sido Jesús.
Y entonces la Iglesia se comporta como Jesús. No da clases teóricas sobre el amor, sobre la misericordia. …La madre Iglesia, como Jesús, enseña con el ejemplo, y las palabras son necesarias para iluminar el significado de sus gestos.
La madre Iglesia nos enseña a dar de comer y de beber a quien tiene hambre y sed, a vestir al desnudo. Y, ¿cómo lo hace? Lo hace con el ejemplo de muchos santos y santas que hacen esto de forma ejemplar; pero lo hace también con el ejemplo de muchísimos padres y madres, que enseñan a sus hijos que lo que tenemos de más es porque a otro le falta…
En las familias cristianas más sencillas siempre ha sido sagrada la regla de la hospitalidad: no falta nunca un plato y un cama para quien lo necesita.
La madre Iglesia enseña a estar cerca del enfermo. ¡Cuántos santos y santas han servido a Jesús de esta forma! Y cuántos hombres y mujeres sencillos, cada día, ponen en práctica esta obra de misericordia…
La madre Iglesia enseña a estar cerca del que está en la cárcel. …Todos tenemos la capacidad de pecar y de hacer lo mismo, de equivocarnos en la vida. No es más malo que tú o que yo.
La misericordia de la madre Iglesia supera todo muro, toda barrera, y te lleva a buscar siempre el rostro del hombre, de la persona. Y es la misericordia la que cambia el corazón y la vida, que puede regenerar una persona y permitirle insertarle de una forma nueva en la sociedad. La madre Iglesia enseña a estar cerca a quien ha sido abandonado y muere solo.
Es lo que ha hecho la beata Teresa por las calles de Calcuta; es lo que han hecho y hacen muchos cristianos que no tienen miedo de estrechar la mano a quien va a dejar este mundo. …Ayudar a morir a la gente bien, en paz.
Queridos hermanos y hermanas, así la Iglesia es madre, enseñando a sus hijos las obras de misericordia. Ella ha aprendido de Jesús este camino, ha aprendido que esto es lo esencial para la salvación. No basta amar a quien nos ama. Jesús dice que esto lo hacen los paganos. No basta con hacer el bien a quien nos hace el bien. Para cambiar el mundo a mejor es necesario hacer el bien a quien no es capaz de devolverlo, como ha hecho el Padre con nosotros, donándonos a Jesús.
Pero, ¿cuánto hemos pagado nosotros por nuestra redención? Nada. Todo es gratuito. Hacer el bien sin esperar nada a cambio. Así ha hecho el Padre con nosotros y nosotros debemos hacer lo mismo…
Damos gracias al Señor, que nos da la gracia de tener como madre a la Iglesia, que nos enseña el camino de la misericordia, que es el camino de la vida…