Oración del miércoles
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, al iniciar esta oración quiero decirte que creo en Ti, pues sé que eres un Dios lleno de amor que, al igual que a los apóstoles, me has llamado a anunciarte a todas las personas. Que esta oración me ayude a nutrirme de Ti, para que pueda compartir con los demás el gozo y la alegría de ser tu amigo.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Sin embargo Buen Jesús, reconozco también que muchas veces me alejo de Ti, pues no me es fácil seguir tus pasos y con frecuencia veo que me desvío. Pero Tú sabes que deseo con todo mi ser estar a tu lado. Estoy arrepentido de mis pecados, ayúdame a que, a pesar de mis caídas, tenga la fuerza para responder a tu gracia, poniéndome de pie y así seguir caminando.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos” Lc 9,1-6
Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para curar las enfermedades. Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, diciéndoles: “No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno. Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir. Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en todas partes.
Lectura espiritual breve
Meditemos en lo que nos dice el Papa emérito Benedicto XVI:
La vida no se da sólo en el momento de la muerte, y no solamente en el modo del martirio. Debemos darla día a día. Debo aprender día a día que yo no poseo mi vida para mí mismo. Día a día debo aprender a desprenderme de mí mismo, a estar a disposición del Señor para lo que necesite de mí en cada momento, aunque otras cosas me parezcan más bellas y más importantes. Dar la vida, no tomarla. Precisamente así experimentamos la libertad. La libertad de nosotros mismos, la amplitud del ser. Precisamente así, siendo útiles, siendo personas necesarias para el mundo, nuestra vida llega a ser importante y bella. Sólo quien da su vida la encuentra. (S.S. Benedicto XVI)
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué significa para mí la invitación de Jesús a proclamar el Evangelio? ¿Cómo la vivo en mi vida?
2.- “Solo quien da su vida la encuentra”: ¿qué significa esta frase para mí en relación con el Evangelio que he leído?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para aprender a “desprenderme de mí mismo”?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por este momento de oración que me has permitido tener. Gracias porque has salido a mi encuentro y te has hecho mi amigo. Ayúdame a tener la valentía de salir a anunciarte como hicieron tus apóstoles, que mi vida cristiana sea un testimonio de tu presencia y de tu amor en medio del mundo.
Amén
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Termina esta oración rezándole a María:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.