Santísimo Sacramento

Evangelio del día: “Uno solo es vuestro Maestro: Cristo”

Oración del sábado

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, Tú que te abajaste a para traernos la reconciliación, te pido que considerando mi fragilidad humana, me hables a los profundo del corazón para que pueda seguir tus palabras y así vivir siempre según tu plan de amor.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día

Señor, yo sé que peco y falto muchas veces contra Ti. Te ruego Señor que me obtengas tu misericordia para que junto a Ti, pueda ponerme de pie y no pecar más.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “El que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” Mt 23,1-12.

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: “Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar ‘mi maestro’ por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar ‘maestro’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen ‘padre’, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco ‘doctores’, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado”.

Lectura espiritual breve

Lee lo que nos dice el Papa Emérito Benedicto XVI: 

Pensando en los maestros que oprimen la libertad de los demás en nombre de su propia autoridad, san Buenaventura indica quién es el auténtico Maestro, afirmando: “Nadie puede enseñar, ni obrar, ni alcanzar las verdades conocibles sin que esté presente el Hijo de Dios”. “Jesús se sienta en la “cátedra” como el Moisés más grande, que extiende la Alianza a todos los pueblos”. ¡Él es nuestro verdadero y único Maestro! Por ello, estamos llamados a seguir al Hijo de Dios, al Verbo encarnado, que manifiesta la verdad de su enseñanza a través de la fidelidad a la voluntad del Padre, a través del don de sí mismo. Escribe el beato Antonio Rosmini: “El primer maestro forma a todos los demás maestros, del mismo modo que forma a los discípulos, porque [tanto unos como otros] existen sólo en virtud de ese tácito pero poderosísimo magisterio”. Jesús condena enérgicamente también la vanagloria y asegura que obrar “para que los vea la gente” pone a merced de la aprobación humana, amenazando los valores que fundan la autenticidad de la persona.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Con qué intención realizo mis obras?

2.- ¿Como trabajo mi humildad?

3.- ¿Me hago servidor de mis hermanos?

4.- ¿Soy coherente entre mis palabras y mis acciones?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias mi Buen Señor por salir a mi encuentro en esta oración. Te ruego que me ayudes a ser sencillo y humilde como Tú. Que yo nunca viva para buscar la aprobación del mundo o “para ser visto” por lo demás. Sino que mi actuar sea siempre movido por la auténtica caridad, a semejanza de cada una de tus acciones.

Amén

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones

 Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Salve, Reina de los Cielos 
y Señora de los ángeles; 
salve raíz, salve puerta, 
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, Virgen gloriosa, 
entre todas la más bella; 
salve, agraciada doncella, 
ruega a Cristo por nosotros.

Que con el auxilio de tan dulce intercesora,
seamos siempre fieles en el terreno caminar. 

Amén

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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