Oración del lunes
+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.
Oración inicial
Señor, al comenzar este día y esta semana, me pongo en tu presencia. Tú eres el Maestro Bueno, y sé que quieres lo mejor para mí. Ayúdame a escuchar tu voz en esta oración y que, abriendo mi mente y corazón al Santo Espíritu, pueda comprender tu Plan para mí y así seguirlo día a día.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Reconozco, Amigo bueno, que muchas veces no opto bien en mi vida. Sé que tu siempre estás conmigo velando para que yo alcance la felicidad. Por eso, te pido perdón por todos mi pecados y omisiones y te ruego que me des la fortaleza para no faltar más contra Ti.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Levántate y quédate de pie delante de todos” Lc 6,6-11
Otro sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y quédate de pie delante de todos”. El se levantó y permaneció de pie. Luego les dijo: “Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?”. Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. El la extendió y su mano quedó curada. Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.
Lectura espiritual breve
Medita este texto escrito que te ayudara a reflexionar en el Evangelio:
Cristo era Dios y se revistió de la condición humana. Sufrió por el que sufre, fue arrestado por el que es vencido, fue juzgado por el que es condenado y fue enterrado por quien es enterrado, y resucita de entre los muertos. Os anuncia estas palabras: “¿quién me quiere denunciar? ¡Comparezcamos juntos!” (Is 50,8) Soy yo quien libera al condenado, soy yo quien resucita a los muertos, yo quien saco del sepulcro. ¿Quién me replica? Soy yo, dice Cristo, soy yo quien he abolido la muerte, quien ha vencido al enemigo, quien ha pisado el infierno y ligado al maligno(cf Lc 11,22).
Yo he exaltado al hombre más allá de los cielos, yo, Cristo. “Venid, pues, todos los pueblos de los hombres que estáis metidos en el mal, recibid el perdón de vuestros pecados. Yo soy vuestro perdón, yo soy la Pascua de la salvación, yo soy el cordero inmolado por vosotros, o soy el agua que os purifica, yo soy vuestra luz, yo vuestro Salvador, vuestra resurrección, vuestro rey. Os llevo conmigo al cielo, os mostraré al Padre celestial, os resucitaré con mi derecha.”
Este es el que hizo el cielo y la tierra, que formó al hombre al inicio de la creación, que se anunció en la Ley y los profetas, el que tomó carne de la Virgen, que fue colgado en un madero, puesto en un sepulcro y resucitó de entre los muertos, que está sentado a la derecha del Padre y tiene poder de juzgarlo todo y de salvar todo. Por él, el Padre creó todo lo que existe desde los orígenes hasta la eternidad. El es el alfa y la omega, el principio y el fin, él es el Cristo… A él la gloria y el poder por los siglos. Amén. (Meliton de Sardes)
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- Cuando Jesús ve en mi corazón, ¿qué es lo observa, qué tengo adentro?
2.- ¿Cómo vivo la misericordia y la caridad mi vida?
3.- ¿Soy una persona compasiva y solidaria con mi prójimo?
Acción de gracias y peticiones personales
Te agradezco, Señor, por esta oración. Tú nos has traido la reconciliación y la salvación al mundo. Tú no miras nuestro pecado ni nuestras faltas, sino que nos alientas a seguir adelante y a confiar en Ti. Ayúdame a ser perseverante en mi vida de oración y en mi apostolado. No permitas que me aleje nunca de Ti Señor.
Amén
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Termina esta oración rezándole a María.
¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti,
y en prueba de mi filial afecto,
te consagro en este día
mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón,
en una palabra, todo mi ser,
ya que soy todo tuyo,
¡oh Madre de bondad!,
guárdame y protégeme como hijo tuyo. Amén.
+ En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.