Jesus en la barca predicando

Evangelio del día: “Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea”

Oración del jueves

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, te pido que me acompañes en esta oración y me ayudes a disponer mi corazón para escuchar tus palabras, acogerlas en mi interior y vivirlas con generosidad.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Tú, Señor, siempre te muestras misericordioso con el pecador arrepentido. Con humildad reconozco mi pecado y te pido las fuerzas para convertirme cada vez más a Ti.

Lectura bíblica según el Evangelio del día: “Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea”. Mc 3,7-12.

Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara. Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.

Lectura espiritual breve

Te compartimos esta reflexión del Padre Juan José Paniagua:

En los Evangelios de estos últimos días hemos oído diversos encuentros de Jesús con fariseos. Hemos visto la dureza de corazón de estos hombres. Quizá el momento más fuerte fue el Evangelio de ayer, en el que quieren matar a Jesús por haber curado en sábado a un hombre que tenía la mano paralizada desde su nacimiento. No eran capaces de apiadarse, de compadecerse. Se cerraban a la caridad, al amor, a la misericordia. Eran hombres que supuestamente querían seguir la ley de Dios, pero se habían olvidado que la caridad es lo primero, que amamos a Dios en el hermano que nos necesita. Por eso Jesús les decía hipócritas. Y por eso se paraban, soberbios, lejanos, auto-suficientes, a la distancia de Jesús, juzgando, incluso planeando su muerte.

El día de hoy vemos todo lo contrario. Vemos a una multitud que se agolpaba en torno a Jesús, que clamaba por su ayuda, por su fuerza sanadora, por su perdón. Eran más bien los que se reconocían necesitados de la compasión de Dios. Buscaban a Dios con tanto ímpetu, que el Señor tiene incluso que subirse a una barca para que no vayan a aplastarlo.

¡Qué gran contraste! El que es incapaz de apiadarse de los demás, porque cree que no necesita de la misericordia de Dios y el que clama con toda su fuerza por el perdón, es decir, el que se siente necesitado. Esa es la condición del cristiano. Somos hombres profundamente necesitados. Necesitamos de Dios. Por eso lo buscamos incansablemente. Necesitamos confiar en Él, en su perdón, en su misericordia. Que la autosuficiencia de creernos buenos, no termine alejando nuestro corazón del Dios bueno, que nos ama.

 Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias, Buen Jesús, por mostrarme cómo es que toda tu vida estaba dirigida a servir al prójimo. Yo sé que tu Iglesia debe continuar tu misión en la tierra. Por eso, Señor, te pido que me ayudes a ser un cristiano coherente, que te anuncie sin temor a los demás y que siempre esté dispuesto a servir a los más necesitados.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pide la intercesión de María rezando esta oración:

Hay tanto que hacer
y cada quien
tiene su propia tarea
en la gesta
de nuestro tiempo.
Madre Santísima,
intercede para que
yo reciba la fuerza
y el aliciente
para cooperar con la gran tarea
de cambiar este mundo nuestro
poniendo mi grano de arena,
que bien podría
hacer la diferencia. Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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