Oración del miércoles
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, al iniciar esta oración quiero decirte que creo en Ti, sé que eres un Dios lleno de amor y sé a pesar de mi pequeñez, apuestas por mí una y otra vez. Que esta oración me ayude a nutrirme de Ti, para que pueda acoger tu palabra en mi corazón y así vivir coherentemente con mis obras.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Sin embargo Buen Jesús, reconozco también que muchas veces me alejo de Ti, no es fácil seguir tus pasos y con frecuencia veo que me desvío. Sin embargo Tú sabes que deseo con todo mi ser estar a tu lado. Estoy arrepentido de mis pecados, ayúdame a que a pesar de mis caídas, tenga la fuerza y la gracia para ponerme de pie y seguir caminando.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos” Lc 13,22-30.
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”. El respondió: “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Y él les responderá: ‘No sé de dónde son ustedes’. Entonces comenzarán a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas’. Pero él les dirá: ‘No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!’. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”.
Lectura espiritual breve
Lee con atención esta breve reflexión del Padre Juan José Paniagua:
Hoy le hacen a Jesús una pregunta que nos debería interesar a todos: “¿Son pocos los que se salvan?”. Porque si son muchos, puedo relajarme, pero si son pocos, tengo que estar muy despierto, no me vaya a quedar afuera. Pero lo importante no es saber cuántos se salvan. Lo importante es saber si estoy en el camino que me conducirá a la salvación. Por eso Jesús va a cambiar la pregunta del “cuántos se salvan” al “cómo salvarse”, lo cual es mucho más interesante. Porque el Señor ha dicho que muchos intentarán, pero no podrán. Queda clarísimo: no todos nos vamos a salvar.
¿Cómo salvarse? Jesús dice que para salvarse hay que pasar por la puerta estrecha. Y es una puerta estrecha, no porque sea intransitable, sino porque está hecha a la medida de Jesús. Para salvarse hay que ajustarse a la medida de Cristo y no inventar caminos a nuestra propia medida, que se ajusten a nuestros gustos y conveniencias. Hoy en día muchas veces se quiere hacer un “cristianismo light”, un cristianismo de súper mercado: como cuando vas de compras, tomas tu carrito y escoges lo que te gusta y lo que no te gusta mucho lo dejas. Y así cada uno arma las compras a su gusto y medida. Un cristianismo cómodo, a la carta, donde cada uno elige el menú que prefiere. El problema es que cuando uno vive así, piensa que está siguiendo a Dios, pero en realidad se está siguiendo a sí mismo.
Por eso el último día, dice el pasaje, muchos le dirán: “¡Ábrenos Señor! Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”. Pero Él les dirá: “No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!”. Sigamos a Jesús por el camino estrecho, es el camino de nuestra verdadera libertad.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
- ¿Estás dispuesto a pasar por la puerta estrecha de Cristo? ¿O a veces quieres acomodarla a tu medida, a tu conveniencia?
- ¿Qué cosas crees que están sobrando en tu vida, que hacen tu caminar pesado y abultado y te dificultan estar ligero para poder pasar por la puerta estrecha?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por este momento de oración que me has permitido tener. Gracias por enseñarme que Tú no consideras las grandezas humanas, sino que vez nuestro corazón y juzgas según la verdad. Ayúdame a ser humilde, y que andando en la verdad, pueda acoger tus palabras y vivirlas ardorosamente en mi vida cotidiana.
Amén
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Termina esta oración rezándole a María:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.