Bienaventuranzas

Evangelio del día: “Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia”

Oración del lunes

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, gracias por esta Semana que comienza. Gracias por salir a mi encuentro y ayudarme a empezarla contigo. Te pido Señor, a Ti que eres manso y humilde de corazón, que me ayudes a sea manso y humilde ante tu palabra para que pueda hacerla vida en mí.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Señor Jesús, a Ti que te hiciste hombre para reconciliarnos con tu amor, te pido perdón por todos mis pecados y omisiones. Yo se que soy débil y pecador, pero sé también, que para quién se confía en Ti, todo le es posible. Por eso Señor pongo en Ti toda mi confianza y te ruego que me ayudes a luchar con tesón contra la tentación y contra todo mal. Gracias Señor.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia” Mt 5,1-12

Jesús, al ver toda aquella muchedumbre, subió al monte. Se sentó y sus discípulos se reunieron a su alrededor. Entonces comenzó a hablar y les enseñaba diciendo:

«Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Felices los que lloran, porque recibirán consuelo.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia.
Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias.

Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vinieron antes de ustedes.

Lectura espiritual breve

Lee esta breve reflexión que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio: 

Hoy el mensaje de Jesús es muy directo y tan importante. ¡Bienaventurados! ¡Dichosos! ¡Ser felices, son las palabras que más anhelamos en la vida! Y Dios también quiere que lo seamos. Pero este camino de Jesús, estas bienaventuranzas, tienen algo que descuadran al mundo de hoy en día. Porque Jesús nos dice que el dichoso, el feliz, será: el pobre, el que llora, el que busca la justicia (porque no la tiene), el hambriento, el perseguido, el que sufre. ¡Qué duras estas palabras Señor! ¿Quién las podrá entender? 

Y es que en realidad no son tan duras. Jesús nos quiere mostrar algo: para ser felices hay que estar hambrientos, hay que descubrirnos necesitados, necesitados de Dios. Porque el que se considera satisfecho por la vida, simplemente ya no le deja cabida a Dios. Podríamos decir: dichosos cuando no lo tenemos todo, pero tenemos puesta nuestra confianza en el Señor. Porque puede parecer un lenguaje duro, ¿pero acaso no es verdad que somos dichosos, bienaventurados, cuando somos pobres, es decir, cuando las cosas de este mundo no nos atan ni esclavizan? ¿Cuándo buscamos la paz en vez de la revancha? ¿Cuándo tenemos hambre de justicia, es decir, cuando vivimos hambrientos de santidad? ¿Cuándo somos misericordiosos, es decir, cuando aprendemos a perdonar, porque en el fondo nosotros también nosotros somos un ejército de perdonados? ¿No somos felices cuando nos compadecemos y nos donamos por el hermano que sufre? ¿E incluso no somos felices cuando nos toca llorar y sufrir si sabemos que eso nos configura cada vez más con el corazón de Jesús que se entregó a todos por amor? 

No nos desesperemos cuando a veces la realidad se ponga dura y difícil, cuando las cosas no se ajustan a lo que quisiéramos, cuando nos damos cuenta que nos falta tanto… Quizá es una ocasión para aprender a poner nuestra confianza en Dios y ser de verdad bienaventurados. (Padre Juan José Paniagua)

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Buen Señor. Gracias por tu reconciliación y por el amor que nos tienes. Tú no has mirado nuestra indignidad, sino que has seguido apostando una y otra vez por nosotros. Ayúdame a vivir tus bienaventuranzas en la vida cotidiana para que, encarnando tu paciencia, humildad y misericordia, pueda iluminar al mundo entero con el resplandor de tu verdad.

Amén

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

¡Oh Señora mía, 
oh Madre mía!, 
yo me entrego del todo a Ti 
y en prueba de mi afecto, 
con amor filial 
te consagro en este día: 
todo lo que soy, todo lo que tengo. 
Guarda y protege, 
y también defiende a este hijo tuyo, 
que así sea.

Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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