Oración del martes
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, gracias por este nuevo día de oración. Te pido Señor, que me ayudes a disponerme con reverencia para escuchar tu Palabra con atención, e interiorizarla para poderla vivir en la acción.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Señor, soy frágil y pecador, te pido perdón por todos mis pecados y omisiones. Tú sales a mi encuentro una y otra vez, y yo te defraudo constantemente. Pero Tú no te cansas Señor, y tu paciencia y amor misericordioso pueden más que cualquier miseria. Ayúdame a ponerme de pie, y a confiar a tu gracia, para que fortalecido por ella, pueda ser coherente con tu mensaje de amor.
Lectura bíblica según el Evangelio del día: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” Mc 2,23-28.
Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”. El les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”. Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”.
Lectura espiritual breve
Te invitamos a reflexionar con la siguiente meditación:
¿Qué significaba el sábado para los judíos? ¿Qué significaba el sábado para estos fariseos que interpelan a Jesús? El sábado era para Israel un modo de imitar a Dios, pues así como Dios descansó el séptimo día de la Creación, la Ley invitaba al Pueblo Elegido a descansar el sábado y de esa manera dar testimonio de su pertenencia al Dios de la Alianza. Por ello, no era un asunto de simple descanso; era un asunto de cómo vivir su religión, su pertenencia a Dios.
Jesús les responde a los fariseos: “El Hijo del hombre es dueño del sábado”. Con ello Él se está poniendo como dueño y señor de esta institución judía e invita a reconocerlo a Él como el auténtico camino para llegar a Dios y vivir plenamente la Ley.
Jesús es nuestro auténtico descanso (“venid a Mí los que están cansados y agobiados”); Jesús es nuestro camino para llegar al Padre. La relación personal de amistad y cercanía con Jesús es el centro de nuestra vida cristiana, el “modo correcto” de llegar a Dios.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- Jesús, el Hijo del hombre es dueño del sábado… ¿Permites también al Señor que sea el centro de tu vida, el dueño de tu corazón?
2.- Para nosotros, los cristianos, el Domingo es el Día del Señor, ¿vives el Domingo el descanso necesario en familia, y la centralidad de la Eucaristía dominical?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por esta oración. Gracias por mostrarme como Tú has sellado mi semana con la celebración de tu Pascua. Ayúdame a vivir todos los días según el día de tu resurrección, para que también mi propia vida sea una luz que ilumine con tu fulgor a los hombres.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pide la intercesión de María rezando esta oración:
Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que
han acudido a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido abandonado de Ti.
Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.
¡Oh Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien acógelas benignamente. Amén
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.