El Papa Benedicto XVI nos ayuda a reflexionar en lo que significa haber recibido a María como Madre y acogerla en la propia casa:
«Jesús dice a María: “Madre, ahí tienes a tu hijo” (Jn 19, 26). Es una especie de testamento: encomienda a su Madre al cuidado del hijo, del discípulo. Pero también dice al discípulo: “Ahí tienes a tu Madre” (Jn 19, 27). El Evangelio nos dice que desde ese momento san Juan, el hijo predilecto, acogió a la madre María “en su casa”. Así dice la traducción, pero el texto griego es mucho más profundo, mucho más rico. Podríamos traducir: acogió a María en lo íntimo de su vida, de su ser, “eis tà ìdia”, en la profundidad de su ser. Acoger a María significa introducirla en el dinamismo de toda la propia existencia —no es algo exterior— y en todo lo que constituye el horizonte del propio apostolado».