Juan Pablo II nos introduce en la profundización que hubo desde los primeros siglos del cristianismo en el papel de María en la obra de la reconciliación así como en su función maternal para con todos los cristianos:
«Con la participación en la obra redentora de Cristo, se reconoce también la maternidad espiritual y universal de María (…). María siempre es venerada como Madre de Dios, pero el hecho de ser nuestra madre confiere a su maternidad divina un nuevo rostro y a nosotros nos abre el camino para una comunión más intima con ella. La maternidad de María con respecto a nosotros no consiste sólo en un vínculo afectivo: por sus méritos y su intercesión, ella contribuye de forma eficaz a nuestro nacimiento espiritual y al desarrollo de la vida de la gracia en nosotros. Por este motivo, se suele llamar a María Madre de la gracia, Madre de la vida».
Aquí encuentras el texto completo de la Catequesis del Papa.