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El conocimiento de uno mismo

Por Kenneth Pierce.

 

San Pedro nos invita al conocimiento para avanzar por el camino de la santidad. Al reflexionar sobre el conocimiento viene a la mente el conocido «conócete a ti mismo» que se encontraba inscrito como epígrafe en el templo de Delfos. Este conocerse a uno mismo es parte fundamental del avanzar en la vida cristiana, y está íntimamente ligado con el conocer cada vez más a Dios.

El Señor Jesús, igual a nosotros en todo excepto en el pecado, muestra al ser humano su identidad, pues, como recuerda el Concilio Vaticano II, «el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado» .

Comprender esto señala un camino de encuentro con el Señor Jesús y de profundización en su persona como parte del conocimiento y encuentro con uno mismo. Es una invitación a conocerlo cada vez más, a abrirle la puerta de nuestra mente y corazón , para dejar que su Verdad ilumine nuestra existencia.

No se trata sólo de un conocimiento meramente teórico o nocional, sino existencial, que se nutre de un encuentro cotidiano con el Señor Jesús y de una vida de auténtica conversión y de conformación a Cristo.

Significa también una invitación a recorrer el sendero de la piedad filial mariana, que recibimos como un llamado desde lo Alto de la Cruz, pues guiados de la mano de Nuestra Madre, Sede de la Sabiduría, somos conducidos a un conocimiento más profundo de su Hijo. El amor filial a Santa María se convierte así en escuela para un auténtico discernimiento y respuesta generosa al Plan de Dios en nuestro caminar.

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