Asunción de Santa María

Asunción de María “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!”

Oración del sábado

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, puesto en tu presencia te pido que me ayudes a disponerme a escuchar tu palabra para que, comprendiéndola en la mente, y atesorándola en el corazón, pueda vivirla día a día en la acción.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Señor, Tú que eres un Dios misericordioso y que conoces mi corazón, perdona mis pecados, faltas y omisiones. Sé que yo no merezco el perdón, pero también sé que tu amor misericordioso es más grande que mis pecados. Ayúdame, Buen Señor, a ser radical en mi lucha contra el mal y el pecado.

Lectura Bíblica:“¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!” Lc 1,39-56

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.

xEn adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Lectura espiritual breve

Lee este breve texto del que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:

Hoy celebramos la solemnidad de la Asunción de la Virgen. ¿Qué nos dice esta verdad de fe? Que la Virgen María subió a los cielos en cuerpo y en alma. Su cuerpo no sufrió la corrupción. ¿Por qué decir esto es tan importante para nuestra fe? En primer lugar, nos recuerda la profunda unión que hay entre Cristo y su Madre. María fue concebida sin pecado, por ser la madre de Dios. Acompañó a su Hijo en los momentos importantes de su vida, estuvo con Él a los pies de la cruz, fue la primera en esperar su resurrección. Y en virtud de esta unión tan profunda, es la primera que goza de la gloria del cielo en cuerpo y alma. Así de unidos están Cristo y su Madre. Ella en los cielos, no se ha alejado de sus hijos, sino que vela constantemente por cada uno de nosotros. 

Y en segundo lugar nos recuerda también cuál es nuestro destino. Estamos llamados también a participar de la gloria del Cielo, que un día vamos a participar de ella en cuerpo y alma. Nuestra Madre se ha adelantado en el camino y desde ahí intercede por nosotros sus hijos. (Padre Juan José Paniagua)

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Acción de gracias Gracias Señor por este momento de oración. Gracias por iluminar mi vida con tu palabra. Ayúdame a mantenerme firme y perseverante en tu camino para que, testimoniando con mis acciones la luz de tu Buena Nueva, pueda cooperar también yo con tu obra de reconciliación.
Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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