EXTRACTO AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO 26 DE JUNIO DE 2013:
Deseo hoy hablar sobre otra imagen que nos ayuda a ilustrar el misterio de la Iglesia, la imagen del templo.
La palabra templo hace pensar en un edificio, en una construcción; recuerda el gran Templo de Salomón, lugar donde el pueblo de Israel se encontraba con Dios; imagen que por la fuerza del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia como “casa de Dios”.
…¿dónde podemos encontrar a Dios? ¿Dónde podemos entrar en comunión con Él por medio de Cristo? ¿Dónde podemos encontrar la luz del Espíritu Santo para que ilumine nuestras vidas? La respuesta es: en el pueblo de Dios, en medio de nosotros, que somos Iglesia.
…Con la Encarnación del Hijo de Dios, se cumple la profecía de Natán al Rey David (cfr 2 Sam 7,1-29): no es el rey, no somos nosotros quienes “damos una casa a Dios”, sino que es Dios mismo quien “construye su casa” para venir a habitar en medio de nosotros, como escribe San Juan en su Evangelio (cfr 1,14). Cristo es el Templo viviente del Padre, y Cristo mismo edifica su “casa espiritual”, la Iglesia, que no está hecha de piedras materiales sino de piedras vivas, que somos nosotros.
…Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios, profundamente unidas a Cristo, que es la roca de apoyo, y también de apoyo entre nosotros, …el Templo somos nosotros, pero nosotros, vivos, nosotros somos la Iglesia viviente, somos el Templo vivo, y cuando estamos juntos entre nosotros está también el Espíritu Santo que nos ayuda a crecer como Iglesia.
…¿Qué hace el Espíritu Santo entre nosotros? Dibuja la variedad, la variedad que es la riqueza de la Iglesia y une todo y a todos, a fin de constituir un templo espiritual, donde no ofrecemos sacrificios materiales, sino a nosotros mismos, nuestra vida (cf. 1 Pt 2, 4-5).
La Iglesia no es una trama de cosas e intereses, sino que es el templo del Espíritu Santo, el Templo donde Dios obra, el Templo en el que cada uno de nosotros con el don del Bautismo es piedra viva. Esto nos dice que nadie es inútil en la Iglesia. … ¡Todos somos iguales ante los ojos de Dios, todos, todos! …todos somos iguales, somos hermanos!
Nadie es anónimo: todos formamos y construimos la Iglesia. Esto nos invita también a reflexionar sobre el hecho de que si falta el ladrillo de nuestra vida cristiana, le falta algo a la belleza de la Iglesia.
… ¿cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o somos, por así decir, piedras cansadas, aburridas, indiferentes? ¿Han visto qué feo es ver un cristiano cansado, aburrido, indiferente? Un cristiano así no va bien, el cristiano ha de ser vivo, alegre de ser cristiano; debe vivir esta belleza de formar parte del pueblo de Dios que es la Iglesia. ¿Nos abrimos a la acción del Espíritu Santo para ser parte activa de nuestras comunidades, o nos encerramos en nosotros mismos diciendo: “tengo muchas cosas que hacer, no es tarea mía”?