+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Te pido, Señor, que ilumines mi mente y corazón en este momento de oración. Ayúdame a profundizar en tu Palabra, llevarla a mi corazón y ponerla por obra.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Te doy gracias, Jesús, por la oportunidad que me ofreces de arrepentirme de todas las veces en las que me alejé de Ti y de enmendar el camino. Te pido perdón. Concédeme el don de la fortaleza que ayude a perseverar en el camino del bien.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día: “Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado” (San Juan 5,33-36)
Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.
No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes.
Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado.
Lectura espiritual breve
Lee con atención:
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias, Padre, por este momento de profundización en tu Palabra. Gracias por haber enviado a tu Hijo y habernos mostrado tu rostro de amor. Quiero vivir el mandamiento del amor que Jesús nos ha revelado. Te pido que me ayudes y fortalezcas para tener un corazón dócil y generoso que sepa amar al prójimo como Él nos ha enseñado.
Amén
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.